Tabs

lunes, 27 de agosto de 2012

La tirada larga que necesitaba

La preparación para la maratón de Berlín del 30 de septiembre se me está pasando volando... Nunca se me había hecho tan corto un plan. Estas últimas semanas han coincidido muchas cosas, el cambio de empresa, las vacaciones... Además, el verano está siendo cruel con los runners y el calor ha hecho que sobre todo las tiradas largas no hayan sido lo que me hubiera gustado. Otros veranos ha habido días de tregua, pero éste, casi todos los domingos ha sido un infierno intentar correr.

Además de que el plan de entrenamiento está llegando a su fin a pasos agigantados, estas dos últimas semanas no han sido muy regulares, las vacaciones, con sus subidas a volcanes y trails inolvidables, y con calor para dar y vender, la pájara monumental del domingo pasado y un dolor de muelas asesino me han dejado un poco descolocado. Después del susto del fatídico domingo, esta semana he decidido bajar un poco el pistón, y el sábado, de nuevo con un calor inhumano y con la molestia de la muela del juicio juzgándome de manera cruel, guardé fuerzas para la tirada larga del domingo, pues ya quedan pocas y hay que sacarles partido.

Necesitaba una señal. He mirado mucho mis entrenamientos de años anteriores por estas fechas, no voy mal, más o menos como el año pasado, quizá algo más lento pero a cambio me noto más resistente. Pero los domingos no me estaban dando esas buenas vibraciones de otros años... Y el domingo, la primera señal llegó del cielo...

Pero de manera muy terrenal, no esperaba otra cosa. Nubes... Preciosas, enormes, azules, ¡¡¡nubes!!! El pronóstico del tiempo decía que las temperaturas bajarían unos pocos grados acompañadas de nubes y viento... Lo cual hace que la sensación térmica no sea tan asfixiante como cuando pega el sol de lleno. Así que el mismo sábado por la noche, con estas datos, decidí ejecutar el Plan A de entrenamiento dominical.

Decisión tomada. Domingo. Despertador a las 5:00am. Desayuno a las 5:10am. Último capítulo de Falling Skies antes de las 6:00am. No está mal, mientras se espera la tercera de The Walking Dead y la última de Fringe... :) Punto 8, ni fu ni fa, preparo un gel, me tomo unas Sport Beans, lleno dos botellines de Aquarius, veo que el día ha amanecido nublado y un poco más fresco, y a las 7:45am, con la digestión bien hecha, empiezo a correr hacia el río.

Las sensaciones no son muy buenas pero tampoco son malas. Primero kilómetro a 5:52. Empezando tranquilo, es lo mejor. Sigo por el río, con viento favorable, ritmos entre 5:09 y 5:14 y pulsaciones bajas. Sensaciones, normalitas. Unos días me lanzo ya por debajo de 5:00, otros voy cochineando a 5:25. Así que, lo dicho, ni fu ni fa. Salgamos del río, rampas, puentes, vallas... 5:21... 3 kilómetros clavando 5:19 en dirección al litoral, con viento lateral algo favorable... 5:23... 5:22... Pulsaciones bajas, alrededor de 145bpm...

Estoy llegando a las Torres Mapfre, llevo 10 kilómetros en las piernas y tengo dudas. No voy como hace una semana, que me pesaban las piernas y el cuerpo no carburaba. Tampoco voy sobrado, las piernas no van sueltas, además, parece que empieza a gestarse una amenaza de réplica de punto 8... Una sombra de duda se avecina... ¿Sigo jodido? ¿Algo no funciona? La muela no molesta... Las piernas no están cansadas... Las pulsaciones tienen aún mucho margen para subir... Pero estoy corriendo a 5:23... Entonces, recuerdo el libro de Jack Daniels...

Jack Daniels contaba la historia de uno de sus pupilos, en un campeonato en pista, creo que era un 5000. Se había descolgado del grupo de cabeza, no tenía buenas sensaciones. Cuando pasó al lado del mister, le dijo que no iba cómodo, que quería abandonar... Jack Daniels le dijo que de acuerdo, pero que aumentara el ritmo, alcanzase al grupo, y entonces ya podía abandonar... Aceleró, atrapó al grupo de cabeza... Se sintió mucho mejor, aceleró más, los pasó, ¡y ganó la carrera!

En el libro menciona en más de una ocasión que a veces un cambio de ritmo hace que el cuerpo trabaje mucho mejor. Así que me dije...

Chaval... Esto es maratón... Ni muelas, ni cansancio, ni la gilipollez ésa de las malas sensaciones, esto se trata de correr, lo rápido que puedas y que el cuerpo pueda aguantar, así que o empiezas a correr o sigue haciendo el atún y en Berlín te vas a comer un ñus...

Me concentré en la zancada, en la respiración, en la cadencia... Por unos momentos pensé dar la vuelta al cumplir los 11 kilómetros y acabar con 22 y la moral por los suelos... Pero no, no era el día para eso, la temperatura era buena, las malas sensaciones estomacales habían pasado y me sentí mucho mejor después de meter una marcha más. Kilómetro 11, 5:17. Dejó atrás las Torres Mapfre y sigo en dirección al hotel W...

Van cayendo los kilómetros y el ritmo mejora. En el hotel, kilómetro 13, doy la vuelta a 5:03. Ahora toca correr con viento lateral y algo en contra. Eso hace algo más difícil correr, pero en cambio la sensación térmica es mucho más fresca. 5:14 y 5:16, no es mal ritmo para una tirada larga con viento en contra, pero empiezo a sentirme mucho mejor, el gel me enchufa, el ambientillo por la zona, la temperatura mucho más agradable, empezar a visualizar las calles de Berlín... El reloj empieza a marcar ritmos por debajo de 5:05, cae uno a 4:59, me voy sintiendo cada vez mejor...

Llevo 20 kilómetros cuando llego a San Adrián, el ritmo es bueno, un par de kilómetros a 5:15 pero otros dos a 4:59 y 5:02, después de dar la vuelta en el hotel W, estoy haciendo la segunda parte más rápido y con mejores sensaciones que la primera. Paro unos segundos para llenar un botellín de agua y beber, esta vez los cálculos han ido bien, no me ha faltado líquido, aún me queda Aquarius y me llevo algo de agua extra para el último tramo. Bajo al río, me espera viento en contra y las piernas ya llevan 21 kilómetros a cuestas, en ese tramo he sufrido mucho otras veces...

Pero me llegó la señal... 5:03 y 5:02 cruzando el puente, subiendo y bajando rampas, y piso el río con la moral por las nubes. El viento es fuerte y cambiante, eso refresca pero a veces ralentiza mucho. Ritmos ágiles, 4:52, 5:00, 5:03... Kilómetro 25, llego al punto de referencia, estoy a un kilómetro de casa y lo he hecho a 5:03. Las pulsaciones han pasado muy levemente de 160bpm, estoy con fuerzas y ganas.

¿One more? ¿Cómo que one more? ¡Vamos a por six more!

Decido que es un buen día para meterse más de 30 kilómetros, una de las guindas de casi cualquier plan. Hoy es el día, hoy he visto la señal que esperaba.

Conozco ese tramo... Es donde el viento pega más fuerte. Lo hago a 5:14 pero me noto bien. 5:02, ya van 27. No voy a hacer más de 32 y voy fino, así que decido meter una marcha más, no voy a decir que un hachazo, pero sí un cambio de ritmo. ¡Funciona! 4:57, viento en contra que sigue castigando pero a la vez refrescando, 4:51, bien, 4:52, vamos, 4:42, ¡toma! 440 metros más a 4:44, y fin del entrenamiento de hoy, 31,44 kilómetros, a un ritmo medio de 5:09 y pulsaciones de 154bpm.

Bien de ritmo para ser agosto, muy bien de pulsaciones, pero lo mejor, acabando fuerte y con ganas de más. Me sentía con fuerzas para 10 kilómetros más, buena señal, el cuerpo ya pide maratón, la cabeza empieza a tener grabada esa distancia como objetivo a corto plazo y las piernas pueden con ella... Eso buscan los tres primeros meses del plan. Prepararse para resistir...

Y ahora toca trabajar el ritmo de crucero. Rodajes a Tempo, el ritmo T de Jack Daniels, como tan bien define él, comfortably hard, confortablemente duro, quizá difícil de entender para quien no le da a las zapatillas, pero seguro que todos sabemos lo que quiere decir eso... :)

Así que después de la tirada larga del domingo y del descanso de hoy, mañana, vamos a probar esos ritmos T. Esto es maratón.

sábado, 25 de agosto de 2012

Mejores sensaciones, pero mucho calor y dolor de muelas

Estaba un poco intranquilo por el desastre de entrenamientos del fin de semana pasado... Lo del domingo no me había pasado nunca, esa sensación de que las piernas me pesaran 20 kilos y casi no poder correr. Temía que fueran señal de algo malo, pero por suerte esta semana las cosas han mejorado, aunque el calor y un inoportuno dolor de muelas han hecho que los entrenamientos no fueran tan buenos como me hubiera gustado...

El martes buscaba reencontrarme conmigo mismo... Qué mejor que un cochinero más hachazo, un clásico de este plan y el anterior. Empezando muy suave, aún asustado, a 6:15, pero luego corriendo cómodo 5 kilómetros más entre 5:12 y 5:18, bastante regular. Me animo a apretar un poco, suben un poco las pulsaciones, que hasta entonces estaban alrededor de 145bpm, y acabo a 4:49, 4:50, 4:55 y los metros finales a 4:28. Media de 5:13 y pulsaciones de 144bpm. Contento, viendo que los ritmos eran los habituales y que lo del fin de semana fue un cúmulo de circunstancias que concurrieron en un mismo momento...

El miércoles, 9 kilómetros y medio a ritmo suave, sin hachazos, aunque curiosamente me salieron a la misma media que el martes, 5:13, y más bajo de pulsaciones, 141bpm. De nuevo, buenas señales.

Así que para el jueves, tocaba meter algo de calidad, y el cuerpo me pedía el clásico 3x2000. 15 minutos calentando, incluyendo parada en el Pit Lane bajo el puente del Molinet, y 3 series de 2000 metros, una con viento a favor pero medio dormido, y las dos siguientes volviendo y con el viento en contra. La primera a un ritmo de 4:23, la segunda a 4:30, cosas del viento, y la tercera a 4:22, algo mejor.

Con las series largas no estoy tan rápido como en invierno, pero las comparo con las que hacía el verano pasado, preparando Bilbao, y veo que estoy más o menos igual. El resultado de Bilbao no es una buena referencia para mí, el hecho de ser nocturna y el incidente que me hizo dar más vueltas de la cuenta hicieron que acabara cabreado y con una marca que creo que podría haber mejorado bastante. Así que sigue siendo una incógnita para mí el resultado de entrenar en verano, con este calor, para correr una maratón en otoño. Hace dos años, preparando mi primera maratón, los dosmiles me salían un poco mejor, pero era septiembre, con mucho menos calor, y venía de correr 10K y medias durante todo el año. Los ritmos a los que corro ahora esas series son un poco peores, pero creo que en general mi cuerpo y sobre todo mi cabeza ya con más maratonianos. Pero sigue siendo una gran incógnita cómo me sentiré el 30 de septiembre, después de tanto calor y ritmos tan suaves...

Espero que esto funcione como el chiste del yunque, aquel explorador que iba por la selva con un yunque en brazos. Otro explorador lo ve y le pregunta que por qué va con un yunque, y el primero le contesta que porque si viene un león, suelta el yunque y así puede correr más rápido... Así que seguiré entrenando con un yunque de calor, y el 30 de septiembre lo soltaré a ver si puedo correr más rápido... :)

Tras el preceptivo descanso del viernes, y empezando a tener un terrible dolor de muelas, gracias a una muela del juicio que está abriéndose camino, hoy tocaba hacer los 14 kilómetros de los sábados para comprobar si está abierto el puente del Fórum... :) No quería sustos, un cabrón ha estado diciendo hoy por la tele que han bajado las temperaturas, pero eso será en su pueblo, no te fastidia... Hoy hemos tenido un día de calor infernal, otro más. A ver si el lunes nos dicen que, contra todo pronóstico, vuelve a venir otra ola de calor, no me extrañaría nada... El caso es que salí pronto, a las 7:35, en ayunas, con la intención de ir muy suave, acumular 14 kilómetros y guardar fuerzas para mañana.

Un kilómetro a 6:29, con el GPS loco, y luego, muy constante, ritmos entre 5:13 y 5:30, pulsaciones medias de 146bpm y ritmo medio de 5:26 para completar 14,13 kilómetros. No me llevé líquido y no pasé sed, pero volví empapado, y con las zapatillas como si hubiera estado lloviendo... Por suerte la muela me dio una tregua pero esta tarde me ha estado dando la lata bastante.

Mañana quiero levantarme pronto, tomarme el desayuno y el Ibuprofeno e intentar hacer la tirada larga sin cansarme más de la cuenta, pero me llevaré dinero por si he de abortarla y volverme a casa en taxi o metro...

domingo, 19 de agosto de 2012

Back to the river, back to the heat!

Se acabaron las vacaciones, aunque se me acabó antes el límite de Gigabytes a alta velocidad en el móvil, y como el Wifi del hotel iba a pedales, me quedé medio incomunicado los últimos días, sólo tenía ancho de banda para Twitter y poco más... :)

Así que se me quedaron en el tintero los últimos entrenamientos en Lanzarote. Fueron miércoles y jueves, quería meter algo parecido a unas series y algo parecido a un progresivo, y quedó en algo parecido a ambas cosas, aunque lejos de los ritmos habituales en el río. Las dos aventuras montañeras seguro que afectaron a mis ritmos, además de los baños de sol y empiezo a sospechar que quizá algo la alimentación, porque lo que me ha pasado hoy pinta eso... Luego lo cuento...

Miércoles, 10 minutos calentando, incluyendo parada técnica, y luego un 6x1000 incluyendo paso por el puerto y llegando hasta el muro infranqueable que separa el Paseo Marítimo de Playa Papagayo. Para ser series de mil, ritmos poco más altos que mi ritmo objetivo de maratón... :( 4:28, 4:29, 4:21, 4:30, 4:18, 4:30. Complicado hacerlas a ritmo constante, por las subidas y bajadas y el viento. El cuerpo no tiraba más... El monitor de frecuencia cardíaca estuvo de fiesta y la única referencia buena que tengo es que acabé la última serie a 166bpm.

Jueves, último entrenamiento de las vacaciones. Como las series me dejaron mal sabor de boca, quise hacer unos kilómetros cochineros y apretar un poco al final. Los cochineros salieron muy bien, muy cochineros, qué poco mérito tiene eso... 6:17, 5:30, 5:25, 5:46, 5:04, 5:12, me iba animando, y por fin el Forerunner me marca 4 y pico el kilómetro en los últimos 3, 4:51, 4:48 y 4:59. Sensaciones un poco mejores, pero aún con esa sensación de andar algo pesado y con piernas y rodillas cargadas.

Y la anécdota de la semana... :) A mediodía, cada día, en el hotel hacían un juego chorra en la piscina... Como el del jueves no implicaba acabar en el agua, me apunté. La animadora me llamó por mi nombre, hice el capullo con el jueguecito de marras, y al acabar, veo que un chico se me queda mirando y me pregunta... ¿Eres Isidro? - Sí - ¿Corres? - Sí - ¿Y escribes un blog? - ¡Sí! Pues resulta que el muchacho es lector de este blog, leyó la entrada de el entrenamiento en el volcán, ¡y me reconoció! Me hizo mucha ilusión, cómo voy a negarlo... :)

Y el viernes descanso. En el hotel había partido de fútbol, y sí, mucho "la mejor liga del mundo", pero nadie se presentó a jugar... Ya me pasó algo parecido el martes, había partido de baloncesto, y sí, mucho "hemos sido plata en Londres", pero sólo me presenté yo... Nos echamos unos tiros y un one-on-one el animador y yo, mientras me contaba que él jugaba a fútbol de joven y que compartió equipo de tercera división con Pedrito, del Barça... El partidillo también supongo que influyó en la falta de chispa en las series, a quién se le ocurre jugar a baloncesto a 34 grados...

Y se acabaron las vacaciones. Las he pasado cuidando no excederme con las comidas, descansando mucho y estirando en la piscina, y complementando mi alimentación con cebada sin maltear, rectificada con bayas de enebro y aromatizada con cardamomo, angélica y otras hierbas, como la corteza de cassia, lirio o cáscara de naranja.

El viernes, vuelta de madrugada, cosas de los horarios. Por suerte, un pequeño incidente con las toallas en la piscina, sirvió para que usando todo mi charm nos dejaran la habitación hasta las 8 de la tarde como compensación, sin cargo adicional, así que apuré la piscina y el descanso hasta el último momento, me perdí el partido de fútbol por incomparecencia del rival y tras un vuelo tranquilo llegué a casa a las 3:30am...

Pero el sábado tocaba entrenar. Acostándome a las 3:30am y cansado por el viaje, hasta las 10:00am no tuve fuerzas para levantarme de la cama. Pero lo hice, desayuné, deshice maletas, puse una lavadora, llené un par de botellines de Aquarius, y en plena ola de calor salí al río a correr a las 12:43pm... Como una cabra hay que estar para salir a esa hora... Pero no quería perderme el entrenamiento. Salí muy tranquilo, sin pretender buscar un ritmo objetivo sino que controlando las pulsaciones e intentando sobrevivir y acumular unos kilómetros más para el plan. Los dos primeros kilómetros iba más o menos a 5:30 y con las pulsaciones por debajo de 140bpm. Pero entonces el monitor de frecuencia cardíaca se volvió loco de nuevo y me quedé sin referencia... El calor seguía apretando, los ritmos se iban ralentizando, y en un rango más o menos entre 5:30 y 5:45 completé 14 kilómetros por la ruta habitual hasta el puente del Fórum... Llegué medio derretido, muerto de calor, sediento... Pero vivo...

Y si ayer acabé vivo, hoy tocó morir... Ha sido una experiencia desoladora... No me había pasado nunca... Vistas estas temperaturas, me levanté a las 6:00am, tomé el mini desayuno catalizador del punto 8, y a las 7:39am ya estaba corriendo en dirección al litoral. A esas horas, haga calor o frío, ya suelo empezar bien de fuerzas, y he de controlar los ritmos si el calor amenaza. Pero hoy algo me pasaba, simplemente, las piernas no respondían... Aún tenía algo de molestias en las rodillas, no mucho más de lo habitual. Lo de ayer seguramente me dejó un poco tocado. Pero ya he corrido así otras veces...

Simplemente, el cuerpo no respondía, y punto. Un kilómetro a 6:29, que fue algo menos porque el Forerunner se lió. Pero luego, con buena temperatura y bien despierto, no avanzaba a más de 5:30 y las pulsaciones no pasaban de 130bpm. Respiraba bien, no estaba cansado, pero las piernas no se levantaban del suelo. Pensaba que era algo que duraría unos kilómetros, pero no, así seguía... El ritmo de 5:30 pasa a ser de entre 5:35 y 5:45... Mismas sensaciones. Piernas que no funcionan. Pulsaciones por debajo de 140bpm. Llego a las Torres Mapfre, 11 kilómetros y medio, y decido que no tiene sentido intentar hacer 25 ó 26 kilómetros, así que media vuelta y al menos 21 haré. Cambia el viento, pero no cambian las sensaciones. Bueno, sí, empeoran algo. Ritmos ya entre 5:45 y 5:55. Y las pulsaciones que se quedan atascadas en el 140.

Llego al río con una sensación extrañísima, no estoy cansado, no voy asfixiado, simplemente, me cuesta correr... :( Bebo en la fuente, sigo corriendo, todo igual, ritmos cerca de 5:50 por el río, intento animarme, apretar, ver si es algo psicológico, hago un kilómetro a 5:20 con pulsaciones de 147bpm, pero nada, no puedo mantener el esfuerzo y el último cae a 5:40...

21,17 kilómetros a 5:43 y pulsaciones medias de 136bpm. Repaso los datos del rubiTrack, y como era de esperar, nunca había hecho más de 20 kilómetros a menos de 140bpm. Ha sido un entrenamiento extraño...

Imagino que esto es producto de una serie de factores... El calor, seguro. Las rodillas, algo. Y tengo una tercera sospecha, que es la alimentación. Me temo que estos días de vacaciones, inconscientemente, he dejado un poco de lado los alimentos clásicos ricos en hidratos de carbono, los bocatas y platos de pasta habituales en mi dieta. Mi media barra de pan para desayunar, y mis dos o tres platazos de pasta semanales. Entre eso, el calor, los últimos entrenamientos, ¿habré sufrido un caso puntual de glycogen deplection? Pues me temo que algo de eso hay. Pues la sensación era muy parecido a la de "el muro" maratoniano. Aunque sin el tío del mazo dando en los cuádriceps... :)

Así que mañana me llevo un platazo de pasta a la ofi, lunes descanso total, y el martes probaré un cochinero suave y esta semana será de recuperación y mucha pasta y arroz.

martes, 14 de agosto de 2012

Lanzarote Trail en grandísima compañía

Hoy ha sido un día inmenso en lo que al running se refiere... Cuando comenté en el blog que iba a venir a Lanzarote, Gonzalo me puso en contacto con Antonio Navas, que desde el primer momento estuvo atentísimo conmigo, explicándome rutas para correr por la isla, consejos para resistir el calor y viento que por aquí reina y siempre dispuesto a ayudar en lo que necesitara...

Nos intercambiamos unos mails, y al final quedamos en hacer una de las rutas juntos, él está preparando una carrerita de más de 50 kilómetros por montaña, yo sigo con mi preparación para Berlín, así que elegimos una ruta de algo más de 25 kilómetros con un perfil suave para un principiante como yo... :) Y el día elegido fue hoy lunes, el sábado quedó descartado porque era un poco precipitado, el domingo tocaba quedarse pegado a la tele viendo la maratón, y el lunes todo pintaba bien para salir a recorrer caminos pedregosos entre volcanes.

Así que, con el planazo de hoy, ayer domingo hice un rodaje muy cochinero, la subida al volcán del sábado me dejó las piernas medio tiritiando, así que elegí salir a rodar un rato, para estirar las piernas y soltar restos de ácido láctico y estar a tope para hoy. Salí muy lento y pesado, batiendo mi récord de cochinismo, con dos espectaculares kilómetros a nada más y nada menos que... ¡6:45! ¿Cómo se puede correr tan despacio? Muy sencillo... Cuando el cuerpo ya se ha habituado al mojo y éste no produce una reacción evacuatoria inmediata, y se sigue comiendo como un cochino todo el día, un punto 8 rápido antes de salir a correr puede no ser suficiente... Estaba fuera de mi hábitat natural, con una amenza de punto 8 de nivel rojo, y por el Paseo Marítimo no veía claro donde hacer una parada en boxes... Y eso condicionaba mi manera de correr... Pasado el kilómetro 2,5, vi que el paseo formaba una especie de mini golfo, de manera que la zona detrás del muro quedaba en un punto muerto fuera de la vista de los paseantes, que eran pocos pero seguro que muy observadores... Maniobra rápida, solté lastre, y entonces entendí por qué iba tan despacio, ¿cómo podía yo correr con todo eso dentro de mi cuerpo? Vuelta al paseo pesando mucho menos, ritmos cochineros pero no ultra extremely cochineros, alrededor de 5:30. Y 6 kilómetros completados con fines terapéuticos...

Y después de correr y antes de ver la maratón y maldecir a TVE por no retransmitirla completa por el único canal que se podía ver en el hotel, decidí ir a buscar un camelbak para la ruta de hoy. Tuve suerte y siendo domingo encontré una tienda de bicicletas al lado del hotel donde tenían uno con mi nombre escrito... :)

Y hoy, equipado con el camelbak lleno de agua fresquita, el cinturón con 4 botellines de Isostar, un par de geles, Sport Beans y una barrita de Isostar (¡más vale prevenir!) salí a la aventura....

¡Preparado para la aventura!

Fui hacia la estación de guaguas para dirigirme al punto de encuentro con Antonio. Menos mal que me gusta llegar con tiempo a los sitios, porque el conductor de la guagua salió 5 minutos antes de la hora... En un rato me planté en el cruce de Puerto Calero, y poco después apareció Antonio.

Como no podía ser de otra manera, conexión inmediata, y esa sensación de que vamos a pasar un muy buen rato dándole a las zapatillas. Ponemos los Forerunners en marcha, con la ruta grabada, y empezamos a subir por una carretera... Trotando despacio, hablando, hasta que nos dimos cuenta de que lo que parecía una ligera subida, de ligera no tenía nada... :) Así que empezamos con el ca-co, en este caso, caminando por el asfalto, hasta llegar al punto más alto del recorrido, subiendo unos 256 metros en algo menos de 2 kilómetros y medio, eso es más de un 10%...

¡En el punto más alto!

Con Antonio, un anfitrión de lujo.

Y entonces empezó lo divertido. Caminos de tierra, de picón, de piedras, algo de asfalto, más piedras, más tierra... :) Íbamos corriendo un poco en las bajadas y rectas, caminando cuando las subidas se complicaban, parando cuando entraban piedras en las zapatillas, a fotografiar camellos, a tomar instantáneas del paisaje, a buscar cachivaches de geocaching... :) Íbamos disfrutando tanto de la ruta que no siquiera se me pasó por la cabeza parar el Forerunner... De ahí esos kilómetros a 12 ó 13 minutos, de los que al menos 5 ó 6 fueron paradas para repostar o sacar fotos...

Unos camellos nos observaban atentamente...

Da gusto correr así, sin presión, sin preocuparse de los ritmos, parando cuando apetece pero no por ello sin esforzarse. Cambia mucho correr cargando con más de dos kilos y medio de líquido, el ritmo es obviamente más lento, pero en las subidas se pasa mal aunque se vaya más despacio, el terreno irregular, el desnivel, el calor, todo eso hacía que las piernas sufrieran mientras la mente disfrutaba del paisaje y la compañía...

En mitad de un camindo pedregoso, oigo a Antonio que dice "¡Ya llevamos 14 kilómetros!", y entonces descubro otro de los encantos de la montaña, que es esa sensación de que el tiempo transcurre más rápido, como en casi cualquier otro ámbito en el que lo estamos pasando bien... Pensaba que llevaríamos 7 u 8, habiendo parado varias veces, tras echar varias fotos, pero no, ya habíamos hecho más de la mitad del recorrido.

Ya llevábamos un buen trecho pero los ánimos estaban por las nubes.

Seguimos corriendo, caminando y charlando, de trabajo, de planes para próximas carreras, y además de en todo lo que es del correr, coincidimos en nuestra manera de ver muchas cosas que nos afectan a todos muy directamente, esas cosas que suceden cuando vas con alguien en medio de la nada hablando de temas que no sabes cómo ve el otro... :)

Más fotos, un poco de asfalto, y último tramo ya llegando a Playa Blanca, pasando por Playa Papapayo, un emplazamiento espectacular, por donde pasaron los que corrieron la Lavatrail, Antonio entre ellos...

Playa Papayago, espectacular.

Me contaba que pasando por ese punto ya llevaban muchos kilómetros en las piernas, pero la certeza de que iban a acabar de una pieza daba fuerzas para seguir... Aunque recorrerse la playa de punta a punta corriendo por la arena, con casi 40 kilómetros en las piernas, fue una sorpresa no demasiado agradecida por los participantes... :) Unas rampas más, un poco de arena, una última sorpresa en forma de bajada suicida hasta el Paseo Marítimo, y unos últimos kilómetros por asfalto mientras Antonio recordaba los últimos metros de su Lavatrail por esa misma zona y el Forerunner le avisaba de que se estaba poniendo a 170 pulsaciones... :D

Llegamos al hotel, foto de despedida, que nos hizo un señor que dudo que pueda ganarse la vida haciendo fotos promocionales para fabricantes de zapatillas, fijaros y lo entenderéis... :)

¿Qué zapatillas llevábamos? :)

Y todo se resume en 26,43 kilómetros en 3:24:56, bonita marca para una maratón, incluyendo paradas técnicas, fotos y búsqueda de cachivaches... :)


Fue una mañana genial, ojalá en cada isla, en cada pueblo y en cada vecindario hubiera al menos una persona como Antonio, seguro que este mucho sería mucho mejor... Se preocupó por mí estos días, ofreciéndose acompañarme, dándome consejos (cómo habría acabado yo sin camelbak...), preocupándose de que mi debut en montaña semidesértica fuera bien... Lo que hizo que una ruta a la que tenía algo de miedo por las condiciones de temperatura y desnivel, se convirtiera en un entrenamiento muy placentero, que me dejó un gran recuerdo personal y muchas ganas de repetir...
Y luego, a recuperar... :)

Recuperando...

sábado, 11 de agosto de 2012

Corriendo dentro de un volcán

Desde que empecé a calzarme las zapatillas de running, me las he llevado casi siempre conmigo de viaje, tanto profesional como de ocio, y gracias a eso he podido hacer algunas cosas raras con ellas... :) Tres continentes, tres países también, cinco provincias españolas y dos archipiélagos me han visto correr, y en algunas de estas aventuras, he corrido sobre la nieve, diluviando, en medio de una ola de calor, a la orilla del mar, subiendo montañas o recorriendo ríos. Tampoco son cosas tan raras, pero variedad no me ha faltado.

Pero hoy creo que he hecho lo más raro que he hecho nunca con unas zapatillas de running... ¡Subir a un volcán!

La ruta me la había enseñado Antonio Navas, y curiosamente Jan ya la conocía y me la estuvo también explicando cuando corrimos juntos... Hay que reconocer que correr por el cráter de un volcán es algo a lo que no creo que nadie dijera que no si se tiene la oportunidad... :)

Diana a las 6:00am, ya que aquí sale el sol a las 7:00am y no he traído frontal. Punto 8 moderado, pues el mojo ayer volvió a hacer efecto a media tarde... :) Salgo en dirección a Montaña Roja, como se llama el volcán en cuestión, a ritmo suave. El entrenamiento cruzado del día anterior consistió en un partido de fútbol a 35 grados, así que las piernas andaban algo enfadadas y el cuerpo también algo dolorido. 4 kilómetros por asfalto, mientras la imagen del amigo Montaña Roja iba haciéndose cada vez más nítida... Así se ve el volcán justo cuando nos acercamos a la subida.


Y no tengo foto de la cara que se me quedó cuando llegué a la ladera, justo al lugar por donde la ruta que me pasó Antonio decía que había que subir... ¿Por ahí hay que subir? Se intuía una especie de camino, si se puede llamar camino a algo que sube con una pendiente mínima del 30% y pasa rápidamente a un 45%... El camino, por llamarlo de alguna manera, era una especie de línea zigzagueante en la que la roca volcánica parecía algo más erosionada, aunque en más de una ocasión no tenía claro donde pisar y más de una roca cayó ladera abajo tras plantar el pie encima. Miré atrás una vez y decidí que iba a ser la primera y la última, qué acojone... :)

¿Cómo se sube por ahí? Al principio, corriendo, al llegar a la ladera, dando saltitos, luego pasos largos, después pasos más cortos, más tarde parando de vez en cuando, y ya al final, prácticamente a gatas... :) Pero conseguí llegar arriba tras casi 10 minutos por la ladera. Entonces volví a mirar atrás, y la pregunta de ¿por ahí hay que subir? se convirtió en ¿pero cómo he podido subir por ahí? La imagen era espectacular, en la ruta de RunKeeper he dejado más fotos, aunque en una foto no se aprecia bien la verdadera pendiente...

Una vez arriba, la ruta decía que se podía recorrer el cráter del volcan y bajar por un camino mucho más amigable, por la ladera con menos pendiente. Y a muy pocos metros de mí, en la dirección en la que iba a comenzar a dar la vuelta, ¡me encontré a otro runner! También estaba de vacaciones, y cuando se enteró que se podía subir al volcán, decidió que no iba a volverse a casa sin hacerlo. Así que aprovechamos para hacernos fotos con los respectivos teléfonos, y así he podido inmortalizar mi estancia en el cráter del Montaña Roja:



En la segunda foto se ve que, además de recorrer el cráter por el exterior, se puede bajar también a su interior, así que le di una vuelta completa, y luego una segunda que acorté por el camino que lo atraviesa. En el mismo cráter había tramos para practicar el famoso ca-co, con mucha pendiente y terreno difícil, y me encontré además bastantes mensajes escritos con piedras...

Y vuelta para el hotel. La bajada, más suave, por un camino que parecía camino de verdad aunque con bastantes piedras sueltas, y una pendiente más humana, de sólo el 15%. Vuelta al asfalto, unos kilómetros más pasando algo de sed, ritmos cochinos por lo castigadas que estaban las piernas, 5:57, 5:36, 5;36, y entonces me acordé de Alberto Salazar, que en el último libro de running que he comprado decía que la peor pesadilla de un maratoniano es un final al sprint... :) Y recordando que el gran Alberto Salazar lo ganó cuando le pasó, el último kilómetro y pico tuve que apretar porque me ocurrió la peor pesadilla de un entrenamiento maratoniano, que es encontrarse con otro runner cuando estás acabando un entrenamiento y vas hecho polvo... :) El guiri en cuestión se me puso al lado, pero apreté un poco y acabé haciendo un kilómetro a 5:22 y los últimos 200 metros a 5:11 con el guiri alejándose poco a poco de mi estela... :)

Ritmos, pulsaciones y demás, dada la orografía del entrenamiento, son anecdóticos, pero la ruta, sí que creo que esta vez merece la pena verla...


Llegué muerto de hambre al desayuno, y luego, gracias a ese hermoso invento que se llama Mini Club, pude reposar bajo el sol el duro entrenamiento de hoy hasta la hora del baño con mis cachorros después de comer. Por la tarde, abdominales en la tumbona y más reposo... Mañana, un cochinero, es lo que más apetece después de ver la final olímpica del 4x100... :) Y el lunes, el lunes promete, ya contaré... ;)

jueves, 9 de agosto de 2012

¡Encuentro runner en Lanzarote!

Con poca conectividad y algo de sueño, y con el mojo haciendo de las suyas en mis entrañas, me paso por el blog a comentar rápidamente el acontecimiento planetario que se ha producido hoy en Playa Blanca, Lanzarote, en el que un servidor y el gran Jan hemos compartido algo más de 12 kilómetros por la costa sur de la isla.

No podía ser de otra manera, y el rato que hemos compartido se ha pasado volando, contando nuestros próximos objetivos, entrenamientos de estos días y con Jan explicándome las rutas que se puede hacer por esa parte de Lanzarote, que casualmente hemos elegido los dos para pasar unos días de descanso.

Sin necesidad tampoco de haberlo planeado, el ritmo de carrera se ha adaptado a los planes de entrenamiento tan distintos que estamos haciendo los dos, y hemos corrido a un ritmo suave, parando para inmortalizar el momento y viendo amanecer a la vuelta, mientras el sol empezaba a recordarnos quién manda en la isla poco antes de acabar el entrenamiento... :)


Salieron 12,44 kilómetros, muy suave de pulsaciones, a una media de 131bpm y ritmo también suave de 5:40. Grandísima compañía y una ruta muy interesante que seguramente repetiré estos días, alargándola quizá hacia el este hacia Playa Papagayo.
Mañana descanso activo... Fútbol en el hotel... ;) El sábado haré algo que nunca pensaba que haría corriendo, espero que me salga bien. Y si todo sale bien, el lunes tengo algo entre manos que puede ser espectacular...

Siento no estar respondón en vuestros blogs... Me pondrá al día a la vuelta, el sol, la piscina y la comida me tienen demasiado ocupado ahora... :)

martes, 7 de agosto de 2012

¿Es bueno machacarse 27 kilómetros con sol y acabar pidiendo la hora?

¿Es bueno machacarse 27 kilómetros con sol y acabar pidiendo la hora? Eso estaba pensando yo el domingo a partir del kilómetro 19 de la tirada larga... Y quiero pensar que hoy martes he visto que sí. Pero empezaré desde el principio, porque el sábado también tocaba entrenar, porque parafraseando a los grandes... Esto es maratón...

El sábado, visita de rigor al puente del Fórum para comprobar si está abierto o no... :) Mis 14 kilómetros habituales, divertidos, un rato por el río con viento, unas rampas saliendo del parque fluvial, subidas y bajadas cruzando bajo el puente de Renfe, cruzando luego el puente del Besós, correr al lado de la playa, subir el puente del Fórum con las pulsaciones subiendo proporcionalmente, media vuelta, deshacer lo hecho, y volver a casa con 14 kilómetros más en las piernas como previa a la tirada larga del domingo. Acabó bien la cosa, inicio muy cochinero, lo normal a las 7:01am, 5:50, y luego ritmos muy estables entre 4:58 y 5:11, cuidando no abusar y controlando las pulsaciones, que quedaron en una media de 145bpm y el ritmo en 5:08. Si no hubiera cochineado vilmente los primeros 1000 metros habría sido de muy poco más de 5:00, pero lo importante es correr bien, administrar el esfuerzo, no hacerse daño y guardar fuerzas para el domingo...

Porque el domingo las iba a necesitar... :( Me equivoqué desde el principio. Estaba muy contento con la tirada larga de la semana anterior, regulando muy bien desde el principio y acabando fuerte y con un two more de bonus. Pero, oh iluso de mí, inconscientemente a lo mejor pensé que en 7 días iba a pasar de correr bajo un sol de justicia a 5:16 a correr a 15 segundos menos de media, además saliendo más tarde y por tanto con más calor... ¿Cómo se puede ser tan burro? Pues sí, así de burro fui... Empecé suave, a 5:34, hice un kilómetro más hacia Montcada antes de bajar al río, y luego me fui animando, entre el viento a favor y que iba fresco, cayeron 5 kilómetros al lado del Besós entre 4:52 y 4:57. Pero las pulsaciones ya estaban en 150bpm...

Salgo por el litoral, no quiero cuestas en el Fórum, y el ritmo, con viento lateral, se estabiliza entre 5:00 y 5:05... Qué bien, hacía una semana iba a 5:15 y ahora más o menos a 5:00 de media. Qué alegría, pero qué poco iba a durar... El sol empezaba a apretar. Iba bebiendo, me dio incluso por tomarme unos Sport Beans en carrera, y ahí empezó el desastre... No le voy a echar la culpa a los Beans, pero ir masticando mientras se corre a mí me destroza vivo, pierdo el ritmo de la respiración, me suben las pulsaciones, y además, quizá acostumbrado a los geles, me da la sensación de que no me han hecho mucho... Total, que sigo hasta llegar al Hotel W, ahí me tomo el gel, media vuelta con 14 kilómetros en las piernas, y 165bpm... Esto pinta mal.

Otras veces ese segundo tramo se me había hecho más llevadero, tras dar media vuelta. El viento, la moral, no sé, el caso es que los ritmos mejoraban, las sensaciones también, e incluso llegaba al río con fuerzas. Pero el domingo no... Los 5:05 pasaron a ser 5:25 sin visos de mejorar... Empiezo a parar en las fuentes... Kilómetro 20 a 5:44, pájara del quince... 5:34, 5:43 y vuelvo al río... Sufriendo, muerto de calor, después de haberme bebido tres fuentes enteras y rellenar los botellines con agua fría. Rezo por resucitar en el río, pero nada, ligera mejoría, terreno completamente llano, sombra, viento en contra que hace que cueste más correr y suban las pulsaciones, pero a cambio, disminuye la sensación de calor... Unos kilómetros a 5:37, 5:38 y 5:36, pero llega el bajón definitivo y voy arrastrándome a 5:50 y 5:52 hasta que logro llegar a casa como alma en pena...

La media es engañosa, sale un ritmo de 5:19, apenas 3 segundos más lento que hace 7 días, pero la diferencia es que el domingo habría acabado en el hospital si hubiera corrido 1000 metros más, y hace 7 días aún me habría animado a seguir a un ritmo suave algún kilómetro extra...

Después del castigo, comida familiar, y a recuperar largamente esas 2153 calorías que dice Garmin que me dejé en el entrenamiento... :) Un descanso el lunes, y hoy martes, quería hacer un entrenamiento de calidad y ver qué secuelas había dejado lo del domingo...

¿Semejante sufrimiento es un desgaste innecesario y contraproducente, o puede ser una manera de llevar al cuerpo a sus límites y empujarlos un poco más hacia delante?

Pues vamos a verlo... Me levanto pronto, café y galletas, Sport Beans, y a correr. A las 7:14 iba hacia el río, esta vez, dirección Montcada, con el castigo del domingo aún reciente quería evitar gestos forzados saltando la valla de acceso al río, así que correría apenas unos 300 metros menos pero sin saltos mortales. La primera mitad iba a ser con viento en contra, la segunda a favor, todos los ingredientes para un buen progresivo.

Salí más enchufado, 5:31 el primer kilómetro suele ser señal de que hay ganas de correr. Además, tenía a unos 100 metros a una pequeña manada de runners que iban en mi misma dirección, así que mi instinto de depredador de asfalto hizo el resto y los pasé fácilmente mientras el ritmo subía a 4:57 el segundo kilómetro, con viento en contra. Iba muy ligero, sorprendentemente ningún resto de cansancio en las piernas, fui enchufando un kilómetro tras otro arañando algún segundo y cayeron a 4:53, 4:54 y 4:51, ya habiendo girado en Montcada.

Y ahora, viento a favor, y aumentando poco a poco la cadencia de la zancada y la respiración, 4:38, sin ninguna sensación de dificultad y... ¡A 150bpm! Mantengo el ritmo, uno más a 4:34, ¡151bpm! Flipando, voy muy cómodo, pruebo a meter una marcha más, 4:23 y pulsaciones ya a 157bpm, y sensaciones excelentes. Uno más, ahora sí que aprieto, 4:09 y el corazón late 165 veces por minuto, y últimos metros llegando a casa a 4:07, sin pasar de 165bpm.

Una media poco habitual en mi ruta a esas horas, de 4:45, pero con unas pulsaciones medias de 146bpm. He consultado el histórico del rubiTrack, y ese ritmo a 146 pulsaciones no lo he hecho en mi vida. Puede ser una pequeña supercompensación después del castigo del domingo, o que quizá el esfuerzo va dando frutos. Visto el resultado, si toca volver a correr con calor, sufriré con alegría... :)

Mañana un cochinero más, y me voy. El jueves empezaré las vacaciones madrugando, y con sorpresa, prometo fotos... ;)

jueves, 2 de agosto de 2012

Sudando como un pollo a las 6 de la mañana

El fin de semana pasé calor como pocas veces había pasado... Pero afortunadamente regulé el esfuerzo y llegué casi de una pieza tanto sábado como domingo, aunque bastante deshidratado. Entre semana, saliendo a entrenar a las 6:00am, el calor debería ser algo meramente anecdótico. Pero no ha sido así estos días, en especial hoy. Más que calor, la sensación de humedad y bochorno es lo que me ha hecho volver chorreando a casa después de correr viendo amanecer...

El martes me metí unas series / pirámides / escaleras o como más guste llamarlas... Las hice varias veces en el último plan y me sentaron muy bien. 3 kilómetros calentando muy cochinero, a 5:46, y luego tramos de 1, 2, 3, 2, 1, 2 y 3 minutos a ritmo intenso con el mismo tiempo a ritmo suave para recuperar. Parciales de 3:59 y 4:06 con viento a favor las dos primeras, y luego 4:16, 4:17, 4:06, 4:10 y 4:13 luchando contra un viento infernal. Vuelta a casa a 5:29 y ya tenemos el entrenamiento de calidad del martes en la saca...

Para celebrarlo, un buen cochinero el miércoles. El primer kilómetro a 6:14 fue toda una declaración de intenciones... :) Después, ritmos muy relajados entre 5:16 y 5:29, los últimos 500 metros me animé a soltar un poco las piernas y los hice a 4:55, y por si quedaba alguna duda sobre mis cochinas intenciones, las pulsaciones se quedaron en una media de 136bpm.

Y hoy, segundo día de calidad, después del relax del miércoles. Un progresivo, 6 kilómetros muy tranquilo, por debajo de 140bpm y a ritmos de 6:05, 5:12, 5:10, 4:57, 4:51, media vuelta, 4:58 (se nota el viento en contra), y entonces cambio de ritmo, y ritmos más vivos de 4:41, 4:36, 4:23 y últimos metros a 4:18, sacando el higadillo por el esófago en la rampa de salida del río. La media quedó en 4:57 y las pulsaciones en 142bpm, los dos datos bastante interesantes para la hora que era... :)

Mañana un inmerecido descanso, y el fin de semana tocará madrugar si no quiero sufrir por el calor. Y luego unos días de relax, vacaciones en Lanzarote ¡con encuentro runner incluido! y vuelta al tajo a falta de apenas un mes para Berlín, mi sexta maratón.