Los maratonianos solemos hacer planes a muy largo plazo... Cuando aún no había empezado el plan de preparación para la maratón de Berlín de 2012, ya había decidido que quería correr este año la de Madrid. Lo conté en el blog, y recuerdo perfectamente un comentario que me hizo el gran
RA (¡venga amigo, ánimo que volverás pronto, y lástima no habernos podido ver!) el día 5 de mayo de 2012, un día después de que lo anuncié...
El mundo está lleno de sitios donde se corren maratones pero Madrid no es el mejor sitio para correr o tal vez sí.
A veces una frase quizá concebida inocentemente puede ser una fuente de motivación extra. Uno de los motivos para quere correr en Madrid era precisamente la dureza del recorrido, que tantos amigos me habían contado. La épica de la maratón en estado puro... Recorrido rompepiernas, ni un solo kilómetro llano, 7 últimos kilómetros en subida constante, el calor que puede hacer acto de presencia y destrozar al más fuerte, los más de 600 metros de altura sobre el nivel del mar... Un cóctel explosivo de dificultades... Pero no ha habido una sola crónica de un maratoniano que haya corrido en Madrid que no me haya causado admiración y algo de envidia sana... Además, algo había en el ambiente que hacía pensar que íbamos a ser muchos los que este año eligiéramos Madrid, así que la ocasión de conocer a tantos amigos que nos seguimos desde hacer años era ya el último aliciente que necesitaba.
Madrid no es el mejor sitio para correr maratones. ¿O tal vez sí?
Lo tenía que ser. Tenía que ser que sí. Volví de Berlín eufórico con mi mejor marca en maratón, seguía queriendo correr en Madrid, pero tenía muchas ganas de intentar bajar mi marca en Barcelona. Así que a todo lo que me esperaba en Madrid se le iba a unir haber corrido 6 semanas antes la maratón de Barcelona yendo a por todas.
Corrí Barcelona, salió bien pero no perfecta, acabé muy cansado, el tío del mazo me alcanzó mucho antes de lo que pensaba, pero por suerte no hubieron secuelas físicas y seis días después de acabarla ya estaba entrenando con la vista puesta en Madrid. Un mini plan de 6 semanas, 2 de recuperación, 2 de Peak y 2 de taper. Buenas sensaciones, trabajo duro y serio, taper responsable, y, en un pequeño mar de dudas, llegó el día de coger el AVE y plantarme en Madrid con la familia y la inscripción al Rock'n'Roll Madrid Marathon 2013.
¿Habrá sido suficiente entrenar 6 semanas? ¿Mis entrenamientos al nivel del mar y en llano me habrán preparado para las cuestas que me esperan? ¿El tío del mazo estará esperándome en la Casa de Campo? Al menos, el pronóstico meteorológico era bueno, aunque hasta el último momento amenazaba lluvia...
Comienza la operación maratón... Primera misión: conocer a tantos amigos que van a coincidir en Madrid conmigo. Nos veríamos en la Pasta Party, si no en la feria del corredor, si no en Correos, si no en el cajón de salida, si no en carrera, si no al acabar... Pero... Para la próxima vez, tenemos que quedar un día y a una hora en una cervecería o algo así... :) Fue una misión casi imposible... La entrada a la feria y la Pasta Party el sábado al mediodía era un caos. Tanto que mi señora y mis cachorros se volvieron al hotel cuando vimos la cola que había... Armado de paciencia, me hice con el dorsal, y entrando en la Pasta Party, me encontré con el maestro Manuel Tintoré y varios amigos, con los que compartí comida y con los que me sentí como si estuviera en familia, me trataron como si nos conociéramos de toda la vida, muchas gracias a todos...
Pude saludar fugazmente a la
Pingüina Veloz, vi de lejos a algunos ilustres maratonianos blogeros, y luego volví a la feria del corredor para ver si coincidía con alguno más... Alcancé a ver a
ManuEl Cuentakilómetros y ya no hubieron más encuentros el sábado... :(
A descansar un poco... Comprar el desayuno del día siguiente... Dormir bien...
Y ya es domingo, día de maratón. Despertador a las 5:20am. Mi señora decide subir al altillo de la habitación a dormir un par de horas más con mis cachorros mientras comienza mi ritual de la mañana de la carrera... :) Pan con mermelada, galletas, café, un plátano... 4 visitas al baño, MMP... Nadie me había avisado que en la octava maratón se está más nervioso que en la primera... Hace frío fuera, pero parece que no va a llover... Me hidrato, últimos preparativos, preparo la bolsa para el guardarropa, y poco antes de las 7:30 me voy a dejar la bolsa e intentar ver al
Sosaku Runner, que comentó el día anterior que sobre esa hora estaría por ahí. Pese a la ración cuádruple de punto 8, me reservé una última visita y me fui al guardarropa con la idea de volver al hotel, acabar la faena, ponerme vaselina y gel efecto calor, y salir ya de corto directo a mi cajón.
7:30am, llego a la zona del guardarropa, y ahí veo una cara familiar, en una postura muy extraña intentando sacarse una autofoto. Me acerco sigilosamente y le digo "deja, deja, ya te la hago yo". Se gira, me mira raro, y entonces nos sonreímos y saludamos muy afectuosamente, después de tantos años leyéndole, por fin conocí en persona al gran Gonzalo Quintana, uno de los principales culpables de que yo esté ahora corriendo maratones... :)
Precavidos que somos, dejamos las bolsas con antelación suficiente, sin ser conscientes de lo que se iba a liar después en el guardarropa... Charlamos un rato, y nos fuimos a Correos, punto de encuentro de runners blogeros de toda España. Ahí volví a ver a Manuel,
Celina,
Jan... Perdonadme por no recordar todos los nombres, soy muy malo para eso... :) Celina traía preparado un mensaje de ánimo para
El Abuelo Runner, que no pudo estar con nosotros al estar recuperándose de una operación que le tendrá unos días apartado de las zapatillas...
Aún no habían llegado todos para la súper foto, pero me volví al hotel para un último punto 8... Gel efecto calor para las rodillas, vaselina para los pezones y muslos, Forerunner, RunKeeper, todo preparado. Nervios a flor de piel... Un frío del carajo, que no cambio por nada... Y salgo a la calle en dirección a mi cajón de salida...
Ahí vuelvo a ver a ManuEl Cuentakilómetros, estaba enchufadísimo, lleno de moral, se le veía muy concentrado, me enseñó su pulsera con los tiempos de paso, estudiadísimos, teniendo en cuenta el perfil de la carrera... Últimos ánimos, últimos deseos de suerte, y casi sin darme cuenta, ya estaba atravesando la salida y comenzando mi octava maratón, la más dura de todas a priori.
La salida fue demasiado complicada. Mucha gente... Mezclar corredores de maratón, media y 10K no es una buena idea. Por supuesto que la gente tiene derecho a correr 10K si la organización así lo permite. Pero no es una buena idea...
Hago los primeros 5 kilómetros a un ritmo de 4:54. En esos 24 minutos y medio, tengo tiempo de pensar muchas cosas... Sé que el perfil de Madrid es duro. Sé que he entrenado sólo 6 semanas. Por la cabeza me rondan dos objetivos. No morir en el intento, y si puedo, intentar bajar de 3:30. Repaso mentalmente el perfil de la carrera... Sin entrar en detalle, son 5 kilómetros subiendo, luego vienen 15 kilómetros de toboganes, en los que se recupera ese desnivel que se ha subido en los 5 primeros... Llegamos a la media tras un buen repechón, y a partir de la media, se baja bastante hasta pasado el 25. Luego viene el tramo de Casa de Campo, toboganes asesinos que nos dejan a las puertas del 35, que es donde se empieza a escribir la leyenda de la maratón de Madrid... Una subida constante, cuando el cuerpo está más castigado, cuando el tío del mazo ya lleva tiempo golpeando...
Estoy en el puesto 2040...
Después de repasar el recorrido mentalmente, y sintiendo en las piernas que el perfil a partir del kilómetro 5 es mucho más llevadero, veo que no me cuesta mantener un ritmo mucho mejor, y me planto en el 10 haciendo el parcial a 4:40. La sensación de esfuerzo no es grande, y las pulsaciones están muy controladas, no pasan de 160bpm.
Sin darme cuenta he adelantado a 139 corredores...
Sigo a velocidad de crucero, llego al 15, parcial a 4:37. Siento que podría ir más rápido, el perfil es ligeramente descendente, pero prefiero ir regulando, queda mucha carrera y lo divertido aún no ha empezado. El caso es que estamos en el 15, el ritmo es bueno, las pulsaciones siguen bien y siento que me quedan todavía muchas plumas...
Y he pasado por delante de 28 runners... Posición 1873.
Del 15 al 20 se sigue bajando suavemente y esos 5 kilómetros caen a un ritmo de 4:38. Voy bien, no hay molestias, no suben las pulsaciones (bendita temperatura), siento incluso que me voy frenando... ¡Debo ir bien de ritmo porque he subido 67 posiciones!
Primer aviso. Llegamos a la media y nos encontramos con una subida muy dura. Hasta ahora esto parecía sencillo. Subir a ritmo constante los primeros 5 intentando no perder muchas plumas y mantener un ritmo cómodo los siguientes 15 con el plumaje intacto. Ahora tocaba empezar a usar un poco la cabeza. Me reservo mucho en esa subida, en un tramo de poco más de un kilómetro pierdo 37 posiciones, pero creo que es la mejor táctica. Llego a la media en 1:39:32. Plumaje casi intacto, mucho mejor de lo que pensaba, parece que el 3:30 no va a ser difícil si no pierdo mucho tiempo en la segunda media... Porque me conozco, y en la segunda mitad suelo perder tiempo, y en cuanto hay una subidita, mi ritmo cae en picado.........
Cruzada la media, me planto en el 25 a un ritmo de 4:36, el perfil es muy favorable, podría haber intentado ganar más tiempo, pero el objetivo era llegar entero a la Casa de Campo y salir de ahí de una pieza... Sigo subiendo posiciones, adelanto 63 puestos, y eso que veo delante debe ser la famosa Casa de Campo... :)
Ahora empieza lo divertido. Ahora es cuando hay que ver si el entrenamiento ha sido bueno, si el cuerpo está preparado, si la cabeza se lo cree... Tengo por delante 5 kilómetros de subida constante y terreno algo irregular. Las piernas no van tan rápido como antes, las pulsaciones siguen entre 160 y 165bpm, noto que voy perdiendo plumas pero sigo pasando corredores. Llego al kilómetro 30, hago el parcial a 4:53, pero adelanto 51 puestos, así que no debo ir mal...
Aproximadamente en el 30 se da la vuelta y empieza la salida de la Casa de Campo. Perfil levemente favorable. Y el tío del mazo que puede estar aguardando en cualquier rincón... Llevo varios kilómetros reconociendo a varios corredores, me fijo en algunos por su zancada, su ropa, algún gesto extraño... Hemos ido más o menos al mismo ritmo, pero noto que a partir del 30 el cansancio empieza a hacer estragos a mi alrededor y siento que recupero muchas más posiciones... Así es, me planto en el 35 haciendo un parcial a 4:47 de ritmo y subiendo 54 puestos. En esto que empiezo a preguntarme cuándo aparecerá el tío del mazo...
Y pensando cuándo llegaría el bajón definitivo, sentí el subidón definitivo... No sé cómo explicarlo... No sé cuál fue la señal o cómo pasé de correr reservón y con algo de miedo a lo que pudiera pasar a soltarme el pelo y empezar a correr con todo lo que tenía... El caso es que, después de un corto tramo más o menos llano, llegó el 35 y con él cambió radicalmente el perfil de la carrera... Ni se me pasó por la cabeza la idea de quedarme clavado, correr a más de 6 minutos el kilómetro o hundirme definitivamente... No... ¡Pero si quedan sólo 7 kilómetros! En ningún momento de ninguna maratón me había sentido tan entero como entonces... La táctica reservona parecía que había salido bien... El público, que había estado animando con mucha intensidad de manera intermitente en algunos tramos, al llegar al 35 estaba totalmente entregado, gritando, animando, "¡valientes!" era lo que más se escuchaba, no sé qué era, el espíritu de Boston, la cara de sufrimiento que traíamos, el frío, fuere lo que fuere, creo no exagerar si digo que desde la Behobia no veía gente animando de esa manera, me vine arriba, apreté los puños y los dientes, y empecé a subir como una moto...
Ese tramo fue inolvidable... Adelantaba corredores de 5 en 5... Recuerdo a un francés melenudo al que que pasé en una subida, me adelantó en un tramo medio llano, me fijé que llevaba una camiseta que decía algo de Rock'n'Roll, y yo, que llevaba el Rock'n'Roll en las piernas y no en la camiseta, volví a adelantarle y ya no supe de él en lo que quedaba de carrera... :) Sobre el 39 vi a Celina animando, gritándome, otro subidón, metí una marcha más, ¡¡pero si quedan sólo 3 kilómetros, el tío del mazo no ha aparecido y las cuestas no parecen cuestas!!!
Creo que fueron los 5 kilómetros más emocionantes que he corrido nunca... La sensación de estar acabando una maratón y sentirte lleno de energías es inigualable... Subí las cuestas más famosas que conoce cualquier maratoniano a un ritmo de 5:09, que me sirvió para subir 63 puestos en un terreno que teóricamente no es el mío... Hace 6 semanas, 2 kilómetros por el Paralelo los hice casi a 6:00 y me dejaron seco... El domingo, hice 5 kilómetros aún más duros a poco más de 5:00 y acabé eufórico y con ganas de correr aún más...
Pasar el 40 y no tener noticias del tío del mazo fue para mí entrar en una dimensión desconocida... :) Había aumentado el esfuerzo, había corrido cuesta arriba después de 35 kilómetros como si acabara de salir de casa, dándolo todo, pero aún quedaban fuerzas, incluso más que al principio de la subida...
Tras pasar por el 40, apreté aún un poco más, el público seguía gritando, más, nos pedían más, algunos corredores ya no podían, el esfuerzo había sido titánico, algunos paraban, rampas, tirones, runners caminando... Pero no me tocó a mí ese día, a partir del 40 me tocó apretar un poco más, seguir adelantando, seguir subiendo, pero cómo, ¿ya se acaba esto?, no, quiero correr más, ¡¡¡cómo que sólo 42 kilómetros!!! Último kilómetro, aumento el ritmo, miro el Forerunner, ¡¡¡estoy subiendo a 4:30!!! Último tramo, último giro, ahí al fondo debe estar la meta, no quiero que esto se acabe nunca, todas las carreras que he corrido me las paso pensando en el momento en el que por fin ya hay que dejar de correr porque se ha acabado, pero el domingo no, el domingo no quería que acabara... Ahí estaba la meta, al fondo... Correr, quiero correr, ¡¡¡hay que correr más!!! Llevo casi 42 kilómetros encima, ¡¡¡pero no estoy cansado!!! Miro el Forerunner, qué 3:30 y qué leches, va a salir un 3:22 y poco, aprieto el acelerador, paso corredores como si estuvieran parados, último metros, el Forerunner me marca 42,600 más o menos, el ritmo medio de esos últimos 600 es de... ¡4:09! ¿Pero qué hago yo esprintando 600 metros en una maratón conocida por su dureza y por sus terribles últimos 7 kilómetros? Cruzo la meta, gesto de rabia y satisfacción, ya se ha acabado, esta vez no quería que acabara nunca... Pero ya está, 3:22:14, acabando fuerte, sin ver al tío del mazo, adelantando a 68 corredores en los últimos 2.195 metros y acabando en el puesto 1.546 de 10.469 finishers... Me dan la medalla... Y salgo directamente hacia el guardarropa, no quiero fruta, no quiero refrescos, no quiero nada de lo que dan ahí al lado, donde se agolpan el resto de corredores, no quiero nada, no necesito nada, lo tengo todo...........
Llamo a mi mujer, me dice que me han visto girando antes de entrar a El Retiro, yo no pude verles, pero me hace mucha ilusión saberlo... Me reúno con la familia, cojo la bolsa del guardarropa sin problema, ajeno a lo que pasaría después... Espero un rato a ver si veo a alguien pero la llegada es un caos, hace frío y mis cachorros no van a aguantar mucho más... Así que cogemos un taxi y volvemos al hotel... Estoy en una nube... He corrido una maratón dura, con cabeza, dosificando, y acabando muy fuerte... Una sensación que no había tenido en las 7 anteriores...
Descanso toda la tarde, intercambio animos y felicitaciones en el Twitter, en el facebook, a través de mensajes... Muchos corredores felices, algún mal trago, pero un día enorme para todos. El domingo había algo en el ambiente, algo que se nos contagió a todos, que nos hizo dar lo mejor de nosotros, no fue una cosa, seguro que fueron muchas, el magnífico clima que tuvimos, quizá el espíritu de Boston, los encuentros después de tantos años de conocernos, el público, entregado, todo a la vez... Sé que ese 28 de abril de 2013 no se le va a olvidar nunca a mucha gente, yo soy uno más de ellos... Pero mi historia es ésta, para mí es única, y estoy seguro que lo será para siempre, no habrá otra carrera como ésta, las habrá más rápidas, más duras, quizá más emocionantes... Pero ésta, por cómo y cuándo ha llegado, va a ser una maratón que no olvidaré nunca...