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lunes, 14 de junio de 2010

Correr, el mejor remedio para el jet lag

Después de una escala en Zurich, ya que creo que España es el único país europeo desarrollado que no tiene vuelos directos a la costa oeste de Estados Unidos, ayer me embarqué en dirección a Los Ángeles para cruzar el charco y pasar unos días empapándome de lo nuevo que viene este año en videojuegos, mi profesión desde hace ya más de 20 años.

El comandante, muy gracioso él, dijo que debido al viento que había previsto, el viaje iba a ser inusual y especialmente corto, sólo 11 horas y 5 minutos...

Me dio tiempo a leer el artículo de Manuel Robaina en Planeta Running, ¡felicidades Manuel!, leerme las cuarenta páginas de relojes en el catálogo de venta a bordo de Swiss, ver un episodio de Los Simpsons con las voces originales, mucho mejores, y hartarme a comer cosas raras que daban en el avión, siempre intentando no sucumbir a la llamada de Morfeo, algo que se hacía muy complicado cuando mi cuerpo decía que eran las 2 de la madrugada pero mi reloj marcaba las 5 de la tarde...

Llegué bien a Universal City, hablé con la familia y me fui a dormir como un bendito a las 9:30 de la noche, hora de la costa oeste... Las 6:30 de la mañana, hora de mi cabeza...

Es la mejor táctica para empezar con el horario correcto, al menos durante la ida, intentar aguantar sin dormir hasta que llegue la noche oficialmente en el destino. Así lo hice, y hoy me levanté más o menos despejado, listo para salir a correr un poco por los alrededores del hotel. Eso sí que ayuda a superar el jet lag, darse un poco de marcha, desayunar bien, y el primer día ya estoy como si estuviera en casa.

Salí por los alrededores del hotel, en recepción, muy amables, me recomendaron una ruta de 3,6 millas, con pocos semáforos, que alargué un poco dando dos vueltas a la zona central del recorrido y se convirtió en un circuito de 8,76 kilómetros, un poquito más según el RunKeeper.


La ruta empieza cuesta abajo, pues el hotel está en medio de un monte, lo cual no me gusta por aquel viejo dicho de que todo lo que baja, luego sube... Hay que cruzar una vez para situarse al lado de la acera que permite hacer un recorrido sin más semáforos, pero después hay un cruce muy feo con muchos coches y un semáforo poco amigable, donde tuve que esperar un rato (mis pulsaciones así lo indican), y en la segunda vuelta me inventé un desvío para sortearlo. El recorrido es bastante llano, aunque hay una leve pendiente primero descendente y luego ascendente. La zona es muy tranquila, muy bucólica, casas unifamiliares con aspersores funcionando a esa hora, periódicos envueltos en una bolsa de plástico para protegerlos de los aspersores, algún americano paseando al perro y ningún cobarde excepto yo corriendo a esas horas. Después viene lo más divertido, volver a subir al hotel, un desnivel de 40 metros en un tramo de 300, que se hace cuesta arriba, en el sentido literal de la palabra, una rampa de más o menos un 13%. Llegué a 172 ppm, después de haberme mantenido por debajo de 160 toda la ruta. Una ruta bonita, tranquila, pero que se me hizo corta, aunque el primer día no quería pasarme.

Ahora que conozco la zona, estudiaré a ver si puedo buscar una ruta algo más larga. Hay unos montes por aquí cerca que tienen pinta de poderse subir corriendo, intentaré planificar una ruta segura con pocos cruces. ¡Espero conseguirlo!

¡Saludos desde California!

4 comentarios:

  1. Isidro, cuidado con los zoombis yankees que me ha dicho que tienen mas mala leche que los catalanes...jajaja. Un saludo socio, y disfruta de esa aventura americana.

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  2. Si SR, así me gusta, aprovechando bien el tiempo.
    Yo también tengo un viaje en verano a los EEUU, concretamente a Nueva York y también espero no olvidarme el Fore en casa.
    Disfruta lo que puedas, que seguro que lo harás.
    Welcome to USA!

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  3. Vaya viajecito, Isidro. Eres un valiente, yo tendría algo de resquemor de salir a correr por Los Angeles sin conocer bien la zona. Pásalo bien y a disfrutar, digo a trabajar.

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  4. Disfruta de tu estancia y de tus rodajes americanos; sólo de pensar que has tenido que pasarte once horas encerrado en un avión me da no sé qué; lo siento, pero volar y volar tantas horas no va conmigo; espero que los zombis se hayan quedado en su sitio; no creo que los americanos pudieran entenderte, les falta esa chispa; un abrazo muy fuerte desde Barcelona y mucha suerte en todo.

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