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miércoles, 16 de enero de 2013

La hormiguita Cucrufita

Cucrufita es una hormiguita que vive en la colonia himenóptera de debajo el puente del Molinet, cerca de la orilla del río Besós.

Cucrufita es una más de entre las miles de hormigas obreras que forman parte de esa compleja sociedad que es un hormiguero. Es muy difícil destacar entre tantas compañeras, pero Cucrufita es conocida por todas ellas y es protagonista de muchas conversaciones en el hormiguero. Todas las hormigas que ahí habitan han oído hablar alguna vez de ella y de sus extraños pensamientos...

Cucrufita siempre ha sido una hormiguita muy responsable, que cumple con seriedad sus tareas de mantenimiento, recolección y guardias nocturnas cuando le son asignadas. Pero en sus ratos libres es cuando Cucrufita no se parece a las demás hormiguitas jóvenes del hormiguero...

Mientas las otras juegan o descansan, Cucrufita acude siempre que tiene oportunidad a escuchar atentamente como las hormigas más ancianas se reúnen y cuentan viejas historias y leyendas. Le encanta escucharlas, y a veces, a duras penas vence su timidez y corrige a alguna de las ancianas cuando ésta se equivoca en un dato, fecha o nombre... Porque Cucrufita conoce todas las historias que cuentan en el hormiguero y sería capaz de recitarlas de memoria sin equivocarse en el más mínimo detalle.

Siempre escucha con respeto y atención a las hormigas más ancianas, pero cuando cuentan la historia de Isidris, aquel ser mitológico con pies de colores que recorre cada madrugada el río Besós, Cucrufita alarga sus antenas y cierra sus ojos para escuchar con aún más atención e imaginar la figura de Isidris avanzando por el Besós y pasando a escasos metros de su hormiguero, reduciendo su velocidad, dejando que el viento siga su curso mientras él se acerca al hormiguero, y, como cuenta la leyenda, en días muy contados, dejando cerca de su entrada una enorme montaña de comida...

Cucrufita sabe que esas historias son sólo eso, historias, cuentos para intentar enseñar a los más jóvenes los valores que garantizan la estabilidad de una sociedad tan compleja. Sabe que las cigarras existen, pero es consciente de que no tocan la guitarra ni cantan... También sabe que la hormiga viajera en realidad nunca se alejó más de unos pocos metros de su hogar, pero ha aprendido lo importante que es vigilar la entrada de su hormiguero día y noche... Pero... Cuando las ancianas hablan de Isidris... Cucrufita siento algo especial que no experimenta con ninguna otra historia...

Cucrufita no se lo ha contado a nadie, pero ella cree que la leyenda de Isidris en realidad no es tal. Más de una noche ha soñado con la imagen de esa figura que, caminando sólo sobre dos patas, apenas rozando la hierba del Besós con ellas, se desplaza diluida entre el viento río arriba y río abajo... Hace mucho tiempo que ningún centinela reporta el hallazgo de una suculenta montaña de comida en la entrada del hormiguero. Desde que nació Cucrufita, nadie ha vuelto a ver aparecer esa gran cantidad de alimento que atribuyen a un regalo de Isidris... La historia ha pasado de boca en boca... Pero Cucrufita no conoce a ninguna hormiguita que lo haya visto con sus propios ojos...

Hoy Cucrufita tenía guardia. Siempre que una compañera se sentía indispuesta o demasiado cansada, Cucrufita se ofrecía voluntaria para cubrir su puesto de vigilancia a la entrada del hormiguero. Cucrufita sentía especial predilección por la guardia de 6:30 a 7:00 de la mañana... Era la hora a la que, según la leyenda, Isidris, al amanecer, pasaba a toda velocidad por delante del hormiguero, y era la hora a la que cuenta la leyenda que se producen las misteriosas apariciones de esas montañas de comida... Cucrufita creía que algún día... Lo vería pasar... O quién sabe... Quizá también vería con sus propios ojos el preciado regalo de Isidris...

Hoy Cucrufita tenía la guardia de 7:00 a 7:30. Cuando llegó a su puesto, su compañera estaba profundamente dormida. No era la primera vez que pasaba. Todas las hormiguitas saben que Cucrufita nunca informaría de que una compañera se había quedado dormida. Y, como siempre que ocurría esto, Cucrufita se limitó a recordar a su compañera lo importante que es mantenerse despierta durante las guardias...

¿No has pensado que mientras dormías alguien podría haberse acercado al hormiguero? Tu deber es mantenerte despierta, y si ves a alguien, avisar rápidamente para que las hormigas soldado puedan defendernos...

Cucrufita ocupó su lugar pensando en lo peligroso que sería que alguien se hubiera acercado al hormiguero. Su compañera estaba tan profundamente dormida que no se habría dado ni cuenta. Por suerte, parecía que todo estaba en orden... Excepto por ese olor dulce y penetrante... Cucrufita apenas había comido un par de briznas de hierba antes de salir del hormiguero. Y sentía con especial intensidad un extraño olor a comida fresca. Por un momento sintió un escalofrío.......

- No, no puede ser - pensó Cucrufita. - Es una leyenda... Es sólo un cuento para que seamos buenas hormiguitas - masculló...

Pero el olor era tan intenso que Cucrufita decidió salir a investigar... Por un momento visualizó en su mente la imagen que tantas veces había imaginado... Una pirámide perfecta, brillante, afilada, simétrica... De sabrosa y fresca caca recién hecha...

Cucrufita se alejó unos centímetros de la entrada del hormiguero... Siguiendo la dirección que su olfato le marcaba... Estaba temblando, una mezcla de frío y emoción...

Cucrufita vio algo... No era una pirámide perfecta... Era más bien una forma irregular, pastosa y asimétrica. Pero el olor y la textura eran lo más hermoso que había sentido en su corta vida en el hormiguero... Ahí estaba, majestuosa, imponente, una hermosa boñiga a escasos centímetros del puesto de guardia...

Cucrufita estaba a punto de llorar de emoción... Se disponía a volver corriendo al hormiguero. Se había alejado bastante, nunca había estado tan cerca de la zona asfaltada... Se quedó unos segundos mirando, anonadada... Vio que la hierba daba paso un poco más adelante a un terreno mucho más duro y compacto, de color gris, sin vegetación... Permaneció inmóvil unos segundos, como si algo la retuviera... Volvió a sentir un escalofrío...

El sonido del viento se mezclaba con una especie de golpeteo armónico, muy débil... El golpeteo aumentaba de intensidad poco a poco... Parecía venir de la dirección en la que cuentan las leyendas que acaba la tierra y empieza eso que llamar el mar...

Cucrufita, paralizada, se quedó mirando al frente mientras todo su cuerpo se estremecía... El golpeteo aumentó en intensidad... El suelo parecía retumbar ligeramente al ritmo del sonido que cada vez parecía más cercano...

Y Cucrufita lo vio... Fugazmente... Pero lo vio... Una figura unas diez mil veces más grande que ella... Casi flotando sobre el asfalto, produciendo un leve golpeteo cuando cada una de sus dos únicas patas de color naranja intenso entraba en contacto con el suelo... Tal como lo vio aparecer, casi desapareció de inmediato... Sólo podía ser Isidris... Y esa boñiga debía ser el ansiado regalo divino del que hablaban las hormigas más ancianas del lugar...

Volvió al hormiguero a comunicar la buena nueva... Escoltada por un escuadrón de hormigas soldado de élite, llevó a las hormigas recolectoras al lugar donde se encontraba el suculento tesoro... Ese día el hormiguero fue una fiesta... Y a partir de ese día, cada tarde, después de cumplir con sus obligaciones para la comunidad, Cucrufita se sienta cómodamente en la plaza del hormiguero y explica una y otra vez, con todo lujo de detalles, a ancianas y jóvenes, cómo fue aquel día tan especial en el que vio pasar a Isidris y descubrió el regalo que les había dejado después de tanto tiempo sin hacerlo...

Sólo añadir que ayer cayeron 7,52 kilómetros por la hierba a 5:28, recuperando el esfuerzo del domingo. Y hoy, después de rodar poco más de dos kilómetros y medio a un ritmo muy cochinero, tuve que parar en el puente del Molinet y soltar lastre. Me sentí tan ligero después de hacerlo que decidí cambiar hierba por asfalto y acabaron cayendo 9,57 kilómetros a ritmos de entre 4:47 y 4:53 a partir de la descarga...

13 comentarios:

  1. Qué bueno. Tus deberes ya se han convertido en mitología pura.

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  2. ¿estás trabajando en algún proyecto de videojuego de hormigas, o estás jodido del coco definitivamente?

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  3. Estoy con Gonzalo, correr tanto nos deja un poco mal de la cabeza...

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  4. Ni la mismísima Gloria Fuertes lo huebiera superado, solo falta alguna rima.

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  5. Toma ya, estas hecho todo un Garcilaso. A mi una vez corriendo me ataco una hormiga que aun no se como logro llegar a mi tobillo para morderlo.

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  6. Escatológico pero como diría Cucufrita,... UMMMM QUE BUENO!!!

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  7. jajajaja BUENÍSIMO, nunca una cagada dio para tanto jajajaja

    Definitivamente buscar un sub 3:15 debe ser muy muy muy jodido.

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  8. Me he quedado con la mandíbula desencajada jaja, ese relato tuyo de la hormiguita me ha recordado al blog del desaparecido bloguero (de momento) del gran amigo Manuel Tintoré "LE FOU" con sus historietas y tal .............

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  9. Me descojono, aunque me has decepcionado, pensé que habías hecho una pirámide perfecta, por un momento has sido mi ídolo. Pero no te vengas abajo, sigue intentándolo que verás como algún día sale.

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  10. Te comprendo amigo! Lo malo es salir a correr donde no hay parapetos donde esconder la carga... Genial hehe

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