Tirada y comida de año nuevo

Después del subidón de ayer, rascando unos segundos a mi marca en 10K y encontrándome con gente a la que todavía no había conocido en persona o a la que había perdido el rastro hacía años, hoy tocaba volver a la realidad del plan de entrenamiento, pues mi objetivo, pese a estos pequeños grandes momentos que nos puede dar una 10K, es la maratón de Barcelona 2011.

Hoy han ocurrido dos hechos relevantes... El primero, de menos importancia, es una salida de 6 kilómetros, para completar los 64 de esta semana tan rara... Una carrera loca de 5K el día de San Esteban, una Q1 de 26 kilómetros un día después, amaneciendo por la costa de Barcelona, una Q2 tremenda que me dejó casi seco, la San Silvestre del 31 por la tarde, y para acabar una tirada suave hoy a media mañana. No ha tenido mucha historia, un kilómetro inicial muy tranquilo, a 5:12, cuatro más sintiéndome pesado y corriendo torpemente, pero a un ritmo de entre 4:42 y 4:48, y el último enfriando a 4:54.


Completo así 65 kilómetros, uno más de lo que me pedía el plan, respetando la Q1 y la Q2 y metiendo las dos competiciones rápidas entre medio.

Pero el hecho más relevante llegó esta tarde... Mi hermano llevaba tiempo avisando de que había aprendido a hacer cocido, y en esta familia el estómago nos puede, así que nos juntamos todos en su casa para ver si era cierto que el cocido le salía tan bien.

Cuando nos juntamos los tres hermanos solemos comer para varios días... Y todos los kilómetros que llevaba encima estos días hacían que me apetito estuviera muy vivo...

Nada más llegar me encuentro esto en el horno...





En la bandeja de la izquierda, pollo arriba y pies de cerdo abajo. En la de la derecha, grasa variada y embutidos... Por ahí andaba también un caldo que si se hubiera salido de la olla no se habría derramado, sino que habría reptado. Unos garbanzos con un aspecto espectacular. Y más carne cocida con un aspecto envidiable.

Una vez emplatado, se veía tal que así...





Y convenientemente chafado con un tenedor y mezclado concienzudamente, salía esto:





Y yo, ante todos vosotros, confieso que he pecado... He pecado un plato de sopa de caldo semisólido, y el cocido... Tres platos de cocido... Creo que nunca en mi vida había comido tanto... Ha sido una semana dura, y el estómago se merecía un homenaje. Seguiré con mi dieta suave y mis cenas de ensalada y yogur Bio con cereales. Pero un día es un día, lo he disfrutado como un niño.

Salió a conversación con mis hermanos que un compañero de Joselete, el mediano, también ha empezado a correr, y mi hermano le cuenta las aventuras de su hermano mayor, que soy yo. Me comentó que su compañero está a dieta para perder peso, y le dije que no hacía falta, que hay que comer, que son muchas las calorías que se consumen corriendo, y desde ese día soy el ídolo del compañero de mi hermano, dice que ha vuelto a comer como antes, sin pasarse pero sin pasar hambre, y que se siente mejor, más fuerte corriendo, y que ahora lo hace con más ganas.

Yo no sigo una dieta especial, intento comer sano y variado cada día, pero cuando me apetece darme un homenaje, que no es cada día, lo hago. Pero eso sí, mañana, los 20 kilómetros del plan no los perdona nadie. Y esta noche creo que la cena se quedará en un yogur y unas sales de Eno...