Tabs

domingo, 10 de julio de 2011

Día de playa

Mi punto débil es, de largo, el calor. A todos nos afecta, es uno de nuestros peores enemigos, nos ayuda al principio, nos da confianza después, parece que quiere ser nuestro amigo, y cuando uno menos se lo espera, nos da el zarpazo, nos deja secos, vacíos, con las pulsaciones desbocadas, sin ritmo, deshidratados, cansados y desmoralizados... A mí me ha dejado así varias veces, sobre todo en la maratón de Barcelona, y en el entrenamiento que hice por el Llobregat con los héroes de Belchite y otros compañeros. Fue la única vez que paré antes de acabar un entrenamiento. Al final recuperé un poco las fuerzas y pude acabar corriendo los 30 kilómetros que nos metimos entre pecho y espalda, pero muy jodido, con perdón.

Quizá el calor me ha causado tantos disgustos por mi horario de entrenamiento. Levantarse a las 5:00am y empezar a correr antes de las 6:00am es garantía de una buena temperatura, además de unos amaneceres espectaculares o la extraña sensación de volver a casa cuando aún es de noche, según la época del año. Pero no de pasar calor.

En lo que también he fallado muchas veces es en la mala dosificación que hago de mis fuerzas. Inconscientemente muchas veces me he dejado llevar por la sensación de ir bien al principio, y cuando me he dado cuenta mi rendimiento ya había bajado mucho y no era capaz de recuperarme. En las dos maratones acabé muy fastidiado, seguramente mucho peor que si hubiera salido más conservador.

Así que habrá que hacer algo... Y el plan era intentar salir a correr a otras horas, siempre que me sea posible, para acostumbrar al cuerpo al calor y para aprender a dosificar las fuerzas. Relaciono calor con dosificación porque, con calor, es cuando hay que ser más conservador y cuando más hay que saber guardar las fuerzas. El viernes salí por la tarde a hacer un cochinero de 14 kilómetros, suave, con algo de calor. Salió de fábula, después del primer kilómetro calentando, todos por debajo de 5:00, aguantando el tipo y manteniendo el ritmo bien. Lástima que se me olvidó ponerme el pulsímetro, pero creo que de pulsaciones iba también bien.

Hoy tocaba el segundo asalto. Empezar la segunda semana del plan con una Q1 que consistía simplemente en correr 18 kilómetros a ritmo E, Easy. Y elevé la apuesta. Saldría a mediodía, a sufrir, a dármelas de morros con un sol de justicia...

Como eran 18 kilómetros, salí con medio litro de Aquarius, un gel de los que me dieron en la Cursa de La Maquinista (que caducaban este mes, ahora sé por qué los regalaban), y como eran las 11:53am, camiseta sin mangas y gorra. Además recuperé unos de los circuitos clásicos cuando preparo una maratón, mi querido Besós - Litoral. Repasando mis entrenamientos, gracias a esa maravilla que se llama rubiTrack, recordé que ya hice ese recorrido en verano 3 veces el año pasado, aunque de madrugada. Otras 11 veces más lo he completado con mayor o menor kilometraje, pero en todos los casos, de madrugada o en invierno. Hoy lo iba a hacer a mediodía, hoy, que era, simplemente, como dice el título del post, un día de playa perfecto.

Salí buscando un ritmo cercano a 5:05 - 5:10, sabiendo que con este calor no era buena idea intentar ir más rápido. Entre la cantidad de gente que había en el río y el viento cambiante, el ritmo no fue muy constante pero sí que estuvo en los límites que quería. Giro en San Adrián, empiezo a correr hacia el Fórum, giro hacia el mar, cruzo la ronda, el ritmo sigue bien, entre 4:58 y 5:14, y entonces es cuando sufro el primer ataque directo a la moral... La playa no estaba llena, no... Como decía el dúo Sacapuntas, ¡estaba abarrotá! El aparcamiento que hay antes del polideportivo de la Mar Bella, que siempre está vacío de madrugada, estaba hasta los topes. Los lateralas de la Avenida Litoral eran un continuo ir y venir de gente que, o se iba a comer después de pasar la mañana en la playa, o se había levantado a las tantas e iba a tomar el sol cuando más fuerte pega, a la misma hora que algunos locos salen a correr........

Pese a todo, el ritmo seguía siendo bueno, el Aquarius ya era una sopa caliente pero hidrataba, y seguí en busca del kilómetro 9 para tomarme el gel y dar la vuelta. Las pulsaciones iban subiendo, cuando di media vuelta ya había pasado los 165bpm. Seguí con el ritmo objetivo de entre 5:00 y 5:10, volví a ver la playa que estaba cada vez más abarrotá, 5 kilómetros más en los que notaba que las pulsaciones seguían subiendo y el ritmo se resentía... El punto de no retorno... No sé qué es lo mejor en estos casos. Es lo más parecido a lo que me pasó en las dos maratones, noto que las pulsaciones están muy altas, ya marcan 170bpm, y que el ritmo cae y cada vez me siento más cansado. La pájara, el bajón, el tío del mazo, cualquiera de las acepciones de eso que seguro todos conocéis...

Ya estaba en el río cuando peor me empecé a sentir, al empezar en el kilómetro 15. El calor había ido haciendo mella, iba bien de piernas pero no tan bien de respiración. Intenté bajar el ritmo para ver si bajaban las pulsaciones, estuve rondando las 165-170, me estabilicé alrededor de las 169, y el ritmo descendió mientras la temperatura probablemente alcanzaba el máximo, hice los últimos kilómetros entre 5:19 y 5:33, el Aquarius estaba caliente, la cabeza hirviendo, la camiseta empapada completamente, un poco tocado, pero llegué entero a casa, tras completar 18,20 kilómetros en 1:34:49, a un ritmo medio de 5:10.


Seguiré con estos entrenamientos. Creo que son la mejor manera de aprender a regular. El ritmo medio ha sido bueno, pero al igual que en las maratones, creo que podría haber hecho una mejor media y no sufrir tanto al final si hubiera dosificado mejor. Ya veremos el viernes y el domingo que viene...

8 comentarios:

  1. Buff, qué agobio de temperatura... Nada más que de leer estoy sudando.

    Salud!

    ResponderEliminar
  2. Calor y además humedad que es mucho peor. :O

    ResponderEliminar
  3. Buen entreno Isidro, has sabido sufrir con una condiciones "playeras".

    ResponderEliminar
  4. Hoy te he calcado el entreno, 18 km a 5:14 a las 11 de la mañana, aunque yo no tengo playa, y he tenido que subir a la sierra.

    ResponderEliminar
  5. El calor es un peligroso enemigo. Muy buen entreno.

    ResponderEliminar
  6. Veo que cada vez somos mas los que aprendemos de nuestros propios errores.. aunque muchas veces nos pasan ciertas cosas porque nos puede mas el corazón que la cabeza.
    Esos entrenos a pleno sol!!! cada vez te pareces al loco del abuelo runner :)

    ResponderEliminar
  7. El calor es lo peor de lo peor, pero uno se acostumbra. Cuando la mitad de los blogueros estábamos muertos en Mapoma 2010 por el calor, mi hermano tiraba para hacer un sub 3:00 que era el objetivo propuesto. El muy desgraciado tiene el cuerpo muy acostumbrado al calor.
    No te preocupes demasiado porque en Bilbao no te hará calor, es más importante entrenar otras cosas como correr de noche. A seguir ahí dándole, has elegido una época dura para entrenar maratón, pero ¿nadie dijo que iba a ser fácil, no?

    ResponderEliminar
  8. Isidro, estoy contigo, la calor también me deja clavado. Por ello es superimportante hidratarnos siempre. Si vamos con algo de sed nada mas empezar, lo vamos a pagar.
    Yo soy muy malo para beber, me cuesta horrores, pero es obligatorio, ya mas para nosotros que estamos preparando una maratón para el mes de octubre. un abrazo

    ResponderEliminar