Bueno, a lo mejor me he pasado con el título del post... Pero dejadme que os cuente...
Cuando era muy pequeño, quizá con la edad de mi hijo mayor, unos 7 años, mi concepto del mundo era muy distinto al que tiene ahora mi cachorro. Nunca había salido de viaje, ni de vacaciones ni a ver a algún pariente lejano. Mis padres no tenían coche e íbamos a todos los sitios andando o en autobús y metro. Cuando salía a la calle, a mi derecha estaba el Turó de Montcada. Como había leído que la montaña más alta del mundo era el Everest, yo pensaba que el Turó de Montcada era el Everest. Se veía tan lejano, que pensaba que sólo se podía llegar hasta ahí tras un viaje de varios días.
Y enfrente de casa estaba el río Besós. Muy distinto a lo que es ahora. Ahora el río está muy cuidado, hay una depuradora antes de Montcada, se ven unos patos raros y una especie de gaviotas, la ribera está muy cuidada y con la hierba siempre bien cortada en el lado de Santa Coloma. Al lado del río hay una zona espectacular para pasear, y en el Paseo Alameda, donde yo vivía de pequeñajo, jardines por doquier.
Pero cuando yo era un enano, el paseo Alameda era un camino de tierra, la delicia de los niños cuando llovía, la ribera del río algo parecido al Mato Grosso, y el río bajaba pestilente y sin el más mínimo atisbo de vida a su alrededor, excepto ratas.
El Everest me pillaba un poco lejos, pero el río, y todo lo que había al otro lado, era para mí algo muy cercano e inquietante.
Durante un año fui a un colegio que estaba al otro lado del río. Íbamos varios niños del mismo edificio, así que las madres se iban turnando y nos llevaban y traían a todos en manada. Cruzábamos a pie el puente de Santa Coloma... Y, sin llegar a ser algo traumático para mí, sí que lo hacía con cierta inquietud, sobre todo durante los instantes en los que estaba justo encima del cauce del Besós. Imaginaba los horribles monstruos que habitaban en su fondo, que me atraparían y devorarían si el puente se rompiese justo cuando yo estaba pasando, y lo horrible que sería acabar engullido por alguno de esos seres horribles con tentáculos, ojos totalmente negros, colmillos y un hambre insaciable de niños que van al cole.
Y más me inquietaba pensar en todo lo que había al otro lado del río. Había oído hablar de Montcada. Muchas veces pensaba que si un día me perdía y acababa en Montcada, los soldados de Montcada me capturarían y seguramente pedirían un rescate al rey de Santa Coloma. Y el castigo que me iba a caer en casa por eso sería terrible... Seguramente en Montaca la gente sería distinta, de otro color, muy probablemente hablarían otro idioma, quizá los coches de Montcada fueran por el aire en vez de por la tierra, incluso los habitantes de Montcada comerían frutas que nosotros los de Santa Coloma no conocíamos.
Me fui haciendo mayor y todo eso fue pasando... :)
Y hoy decidí acabar con esos fantasmas de mi niñez de una vez por todas.
A las 4:50am sonó el despertador, y tras completar mi ritual matutino, a las 5:48 ya estaba corriendo en dirección a Montcada, sin llegar a Montcada, por la orilla del río, sin cruzar el río...
Llevaba mis mallas finas compradas ayer en el Decathlon. Muy cómodas. Me sentía más ligero, creo que definitivamente me vienen mucho mejor para evitar problemas con el punto 8.
Ritmo suave, muy suave, con el viento habitual estos días.
Llego a la altura del Turó de Montcada y lo paso de largo...
Paso de largo también el primer puente por el que se cruza el río. Hago un ademán de girar... Pero no puedo... Sigo...
Llego al lugar donde doy la vuelta habitualmente, otro puente que cruza el río hacia Montcada... Calculo que dando la vuelta aún me faltarán unos metros para completar el kilometraje de hoy. Así que sin tiempo a arrepentirme, no lo pienso dos veces, y cruzo el río hacia Montcada...
No hay monstruos... No sufro ningún tipo de taquicardia... No paso miedo... Definitivamente, me he hecho mayor. Estoy en Montcada... Los coches estás aparcados en el suelo, y funcionan como los nuestros. No parece haber un ejército buscando colomenses. Oigo hablar a alguien, hablan como yo. Vaya... No pasa nada... Qué bien...
Decido seguir el curso del Besós por el lado de Montcada en dirección del mar. A los pocos metros, el camino se estrecha, se podría correr bien por la acera si no fuera por los inoportunos arbolitos que han plantado cada 5 metros. Voy haciendo eses y agachando la cabeza por culpa de alguna rama... Grrrrr...
Vaya, el camino que va paralelo al río se desvía y he de pasar por debajo de un puente, de manera que la vía del tren queda entre el río y yo. Me temo que no va a ser fácil volver al río. Pero sigo...
El camino se estrecha aún más y pasa al lado de lo que parece ser una especie de riachuelo. Sigo y me encuentro algo parecido a una puerta metálica medio rota que da a un parque desolado. Sigo por ahí... Piedras, tierra, una torcedura de tobillo... Grrrrr...
Voy un poco cansado, las series de ayer contra el viento me dejaron tibio, el madrugón hoy me ha costado un poco más que de costumbre...
Acaba el parque desolado, y veo una especie de carretera de un solo carril con quitamiedos a los lados. Pero la carretera se aleja aún más del río y de la vía del tren. Por detrás del quitamiedos continua el asfalto, así que decido correr por ahí en vez de meterme en la carretera. Ya voy un poco cansado, cabreado, empiezo a sentirme desorientado y no tengo claro si va a ser fácil volver al río o si tendré que volver sobre mis pasos.
La zona de asfalto por detrás del quitamiedos se estrecha. Cada vez voy más justo. Y de repente... Paso muy cerca de uno de los soportes, y ras, me rozo con él, se me raja el pantalón de arriba a abajo y me quedo con medio culo al aire y una pequeña herida... :(
La carretera se aleja hacia la montaña, así que la abandono y me desvío hacia el río, y me veo atrapado entre el río y un campo de fútbol de tierra sin poder seguir. Y entonces sí, cansado, desorientado, herido y con el culo al aire, me doy media vuelta...
Vuelvo sobre mis pasos, y comprendo que desde pequeñito ya sabía que no me tenía que meter en esos líos... :) Respiro aliviado al volver a cruzar el puente y pisar mi tierra, Santa Coloma. Completo el entrenamiento, y acabo mi rodaje aventurero a un ritmo cochinero de 5:44, 13,12 kilómetros de relax, a unas pulsaciones medias de 134bpm, sin superar siquiera las 144.
Joer, casi he pasado hasta miedo mientras cruzabas el río y te adentrabas en "terreno desconocido". Y lo peor, encima, es que no se si habrás superado los mieHdos, pero lo de hoy no ayuda, desde luego.
ResponderEliminarUn saludo.
Javi.
Me ha encantado tu entrada (bueno, excepto lo del culo al aire, que lo siento). Bonitos recuerdos y bonita manera de homenajearlos.
ResponderEliminarVaya forma más espectacular de superar tus miedos, y sobre todo de contarlo. Lo del enganche de las mallas le da el punto cochinero al asunto... jajaja
ResponderEliminarPreciosa tu infancia y tu imaginación.
ResponderEliminarYa ves que malo es hacerse ayor, sigue siendo todo lo niño que puedas.
Has entrado en la dimensión desconocida. Ya sabemos de dónde vienen tus traumas infantiles y tus historias de lobos y zombis...Ya has superado tus miedos. Está claro que el Besós marcó y sigue marcando tu existencia.
ResponderEliminarIsidro, vas a decir que soy un HP pero me he reído de lo lindo con lo del rasgón en tu pantalón,..jejejej,...esos si son buenos tejidos transpirables y no estas fibras modernas :)
ResponderEliminarSi te cuento a las pocas semanas de llegar a Panamá salí de casa y corrí, corrí, corrí,...bueno, una perdida que casi acabo en Costa Rica,..jejeje,...
Abrazos amigo y a curarse ese culete :)
FER
si es que para ir por sitios desconocidos es preferible mirar primero un mapa...
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