Tengo que aprender a dosificarme, no sólo corriendo, sino comiendo... No era consciente de que los dátiles están tan ricos, y como casi no me gusta comer, hasta que no me había tragado ya seis no fui consciente de que me podía estar pasando. La verdad es que me sentaron muy bien, aunque su sabor no combina demasiado bien con el del Isostar. Tampoco era plan de abrir una botella de vino, así que me conformé con la curiosa mezcla de dátiles y bebida isotónica, y salí bien abrigado a sumar kilómetros matutinos.
No fue mal, empecé tranquilo, y mantuve el ritmo durante casi toda la ruta, apurando un poco más al final. Ya no me queda ninguna duda de que esa será la táctica a seguir en la Media de Gavá. Este fin de semana intentaré hacer un rodaje largo a ver que ritmo puedo llevar sin estar en ayunas, e intentaré respetarlo en la Media. Así que el sábado toca kilómetros y el domingo series. Quiero ver qué tal me va sin salir en ayunas y empezando más suave...
Pero el protagonista de hoy ha sido otro... El Punto 8... Todo el que conozca a un cobarde seguramente le habrá oído hablar del Punto 8. Hay gente que ha preguntado qué es el Punto 8 y se ha arrepentido de hacerlo. Y hay gente que trata el tema con mucha naturalidad e incluso dando detalles a veces no del todo necesarios. Un Punto 8 antes de empezar la carrera es el mejor aliado del corredor, en cambio, saltarse el Punto 8 puede ser el peor de los enemigos del sufrido atleta. Iré al grano y copiaré a continuación un extracto de los consejos a los corredores de la Cursa de El Corte Inglés:
8. Procura haber vaciado tus intestinos.
Un poco eufemístico, pero se entiende...
Aún debo averiguar si es cosa de los dátiles, pero hoy a los dos kilómetros el Punto 8 empezó a amenazarme... Por unos momentos temí que empezara a hacer la tortuga en plena carrera... Es muy molesto correr en esas condiciones, la primera carrera que hice, pasé por el mismo mal trago, y acabé fatal. Desde entonces, cuando tengo una carrera, me levanto con tiempo de sobra para desayunar un plato de pasta y un zumo de naranja, tomarme un café y unas galletas con chocolate, y es cuestión de tiempo que el Punto 8 sea superado sin dificultades. Los nervios también ayudan a veces, y no es extraño que ya en el lugar de la competición vuelva a producirse un Punto 8 de regalo.
Esta vez logré resistir y acabé entero, aunque no dejé de pensar en ello durante toda la ruta... Eso sí, al llegar a casa, me quedé más a gusto...
Voy a seguir unos días con esta distancia y si todo va bien, buscaré una ruta un poco más larga, creo que puedo subir un kilómetro más una vez pasada la fábrica de la Damm, que serían dos contando ida y vuelta. Echaremos un ojo con Google Maps...
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