Forerunner vs RunKeeper, capítulo 2

Hoy tocaba poner a prueba el Forerunner en el hábitat natural de los zombis... Esa ruta solía ser vilmente destrozada por el RunKeeper, haciendo prácticamente imposible estudiar mi rendimiento en esas condiciones.

Volví a las andadas, y esta mañana, a las 6 y pocos minutos, ya tenía enfundado el RunKeeper en el brazo derecho y el Forerunner en la muñeca izquierda, dispuesto a probar la opción de Auto Lap manual del Garmin. Según el manual, se pueden marcar los parciales que queremos que use el Forerunner para sus estadísticas, apretando un botón cada vez que queremos marcar un sector, con el añadido de que el Forerunner memoriza en qué coordenadas hemos apretado el botón y al volver a pasar por ellas nos vuelve a contar otro parcial. Tenía mis dudas sobre si sería lo suficientemente preciso, sobre todo porque quería marcar uno de los parciales justo donde doy una vuelta de 180 grados, con lo malo que es eso para los GPS...

Y comenzó la prueba... Quise calcular a qué velocidad hacía el primer kilometro, así que le di al botón mágico aún en el paseo fluvial del Besós, marcando 5:21. Otro kilómetro plano a 4:51, y comenzó la subida, y la posibilidad de empezar a ver cómo variaba mi velocidad y pulsaciones.

640 metros con un desnivel de 21, a una media de 5:25. Luego una parte divertida, 500 metros con un desnivel de 25, a 5:45. Y en ese punto es donde empiezan mis 6 vueltas, subiendo por el hospital nuevo, llegando a lo alto del Puig Fred, donde están las ruinas del viejo, y bajando por la antigua carretera que subía al viejo hospital. La subida es de unos 450 metros, con un desnivel aproximado de 30 metros, si las matemáticas no me fallan, un 6,6% de pendiente. Esas subidas la he hecho más o menos a un ritmo de entre 5:45 y 5:57, mientras las bajadas las hacía a prácticamente 5:00. A lo más alto de la cuesta llegaba a 163 lpm, mientras en el punto más bajo estaba a unos 134.

Después de las 6 vueltas, ya todo era cuesta abajo, mantuve una media de más o menos 4:50, y las pulsaciones fueron aumentando hasta acabar a 163. Vi que recuperé hasta las 115 en un par de minutos, esperando semáforos, que me asustan mucho los coches, y volvía trotando a 140 más o menos.

Parece obvio que me encantan los números, las estadísticas, y buscarles una explicación a amabas cosas... :) Así que me lo he pasado pipa viendo esta gráfica durante un buen rato... :)





Como el sábado por la tarde correré en El Prat, no quería esforzarme más de la cuenta. También tenía curiosidad por ver en qué cifras me muevo, en cuanto a pulsaciones y velocidad, haciendo esta ruta a un ritmo tranquilo, para comparar estos datos con los que obtenga cuando me dé más caña.

Iba tan atento al Forerunner que no presté mucha atención a los alrededores del hospital. No me pareció ver actividad zombi... Pero hubo un momento en el que el corazón me dio un vuelco. Llegando a lo alto del hospital, reconocí en la distancia el chaleco amarillo de los empleados de limpieza. Pensé que mis sospechas podían ser infundadas, y que a los dos señores que vi hace unos días no les pasó nada con los zombis... Pero inmediatamente me cambió el semblante... El otro día eran dos... Hoy sólo había uno... Andaba en mi misma dirección, de espaldas a mí... A esas horas de la mañana, casi todo el mundo con el que me cruzo se gira cuando me oye, no es normal encontrar a alguien corriendo, con el sonido de las pisadas y el clinc de las llaves en el bolsillo... Pero el hombre con el chaleco amarillo... Si realmente era humano... No se giró en ningún momento... Llevaba además un rastrillo metálico muy sospechoso, de esos que salen en las pelis de zombis, que usan para cultivar humanos... Leed esto si no lo habéis visto nunca... El hombre se fue por la primera calle que pudo, sin girar la cabeza... Y yo me asusté pensando en su compañero...