El compañero del viento

Hoy me despido del río Besós, el Turó del Pollo y el Espíritu Santo por unos días. Tengo un viaje de trabajo y me voy mañana, y en mi equipaje no faltará el Forerunner... :) Ya he encontrado alguna ruta interesante en mi destino, espero poder contarlas a partir del lunes.

Hoy me toca estar con maletas, preparando bártulos para el viaje, haciendo la comida y cuidando niños, y por supuesto, ver algún partido del mundial, así que no perdoné que fuera sábado y a las 5:40 ya estaba sonando el despertador.

Como no tengo que salir corriendo al trabajo, me quedé quince minutos de regalo en la cama, que me sentaron bastante bien. Creo que levantarse de un salto y salir a correr condiciona un poco el rendimiento, tomarse un rato para acabar de cargar el kernel, dejar que todos los drivers se alojen correctamente y permitir a nuestro organismo que ejecute tranquilamente los scrips de inicialización hace que estemos más despiertos y rindamos más... :)

Me vestí sin prisas, no renuncié a mi choco banana, y a las 6:27 empecé a correr. Después de unas buenas cuestas ayer, hoy quería hacer mi Besós morning run de 9,45 kilómetros y ver si dándome un poco de caña me salía un buen entrenamiento. La respuesta es que sí, que no salió nada mal, aunque fue una carrera algo extraña...

Empecé con ganas, el primer kilómetro, oficialmente de calentamiento, a 5:09, y luego, ya en el río, noté que literalmente volaba, encadené cuatro kilómetros a 4:33, 4:35, 4:24 y 4:24. Iba como una bala, incluso me pareció ver de reojo que en lo alto del Espíritu Santo había unos zombis haciendo la ola. Nunca había hecho unos kilómetros tan rápido en ayunas, pensaba que tenía un buen día y que levantarme con calma podía ayudar, pero algo raro pasaba...

Y claro que pasaba, ahora entiendo a qué se refería Zapatero cuando decía que la tierra no pertenece a nadie excepto al viento...

Di la vuelta para volver a casa, y entonces me di cuenta del tremendo viento que soplaba, que me había llevado en volandas durante cuatro kilómetros y contra el que ahora tenía que luchar otros tantos... Quise seguir con un buen ritmo, las pulsaciones así lo indican, pero no podía ir más rápido con ese pedazo de viento en contra. 4:33, 4:35, 4:43, 4:42, y los últimos metros a 4:58. Era frustrante intentar ir más rápido y ver que no, que iba más despacio y cada vez me cansaba más. Quizá no tenía que haber luchado de esa manera contra el viento y no fijarme tanto en la velocidad media, habría sido mejor correr al ritmo que llevaba y mantenerlo, pues al final me bajó mucho la media, seguramente porque me esforcé demasiado contra un enemigo difícil de superar. Aún así, me salió una media de 4:37, que creo que es la más rápida que he hecho en ayunas. Noto las piernas un poco cargadas, creo que es quiere decir que he corrido. Merecía la pena intentar hacer un entrenamiento fuerte porque mañana estoy condenado a muchas horas sentado y al jet lag... Pero ya me desquitaré por tierras extrañas.