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lunes, 25 de mayo de 2015

¿No quieres montaña? Pues toma dos tazas...

Soy un animal de asfalto, quizá no de nacimiento, pero sí de adopción... Tener el río Besós tan cerca de casa me ha permitido acostumbrarme a correr sobre cemento, aún teniendo al lado un hermoso trozo de hierba al que recurro cuando me noto un poco más dolorido de la cuenta. Además de asfaltero, me he convertido en una especie de robot que corre a un ritmo casi exacto en pendientes cercanas a cero, que es el desnivel aproximado de 9 de los 10 kilómetros que entreno casi cada día. Y mi tercer hábito runner es entrenar normalmente a bajas temperaturas, eso de correr en Montreal a -25º fue una anécdota, pero durante el resto del año suelo correr bastante fresco, a las 5:30am no es que haga precisamente calor.

Así que cuando me toca correr en tierra o trialeras, con desniveles acentuados, y con calor, no estoy precisamente en mi salsa... Pero qué leches, la montaña es la montaña y su llamada no puede ser ignorada!!!

Estos dos últimos domingos he corrido dos pruebas bastante distintas, aunque con la tierra, el desnivel y el calor en común. El domingo 17 corrí la Taymory Xtrail Alella, muy cerca de casa de Manu y Carles, una prueba durilla de 28 km y 1300 metros de desnivel positivo.

Madrugón clásico, desayuno potente y tren hasta Masnou para encontrarme con los otros dos cobardes que decidieron pasar la mañana del domingo haciendo el bruto... :) Muchas sonrisas al principio, seguramente porque aunque lo intuyéramos, aún no sabíamos en qué lío nos habíamos metido.




¿Cómo resumir una carrera de montaña? Pues en mi caso es muy fácil... Se sufre mucho, se pasa mal, cuesta tener referencias sobre si estamos dosificando bien las fuerzas o si nos estamos dejando llevar por la euforia... Cuando vienen subidas voy cómodo, incluso recuperando posiciones. Cuando toca bajar, soy un torpe, me resbalo, los tobillos tiemblan de miedo y me adelantan sin piedad...

Además esta vez me llevé de regalo tres torceduras de tobillo de las que me hacen pensar si no debería quedarme en casa esos días que me pongo las polainas y salgo a hacer el cabra... La primera fue la peor, tuve que parar y todo... :( Íbamos bajando en un tramo algo técnico, y justo delante llevaba dos corredores y un poco más allá otro que iba nada más y nada menos que corriendo con un brazo en cabestrillo, manda huevos... En un momento dado se apartó para que pasaran los dos que llevaba delante, pero a mí no me dio tiempo. Los que iban detrás de mí se empezaron a poner nerviosos, alguno casi me echaba el aliento en el cogote, y por delante, el amigo Cervantes iba a su ritmo y los que estábamos detrás íbamos medio frenados y alguno demasiado nervioso. Total, quizá por la presión, en un giro, me pegué una torzedura de tobillo que me hizo ver las estrellas, y tuve que parar a un lado hasta que bajó un poco el dolor... No había plan B, había que seguir corriendo, en medio de una trialera no quedaba otra que intentar volver a trotar y ver si el tobillo se calentaba y podía seguir, y por suerte, después de que me adelantaran unas 20 personas, volví a coger el ritmo bueno. Ya no volví a ver el trenecito del amigo Cervantes, quizá corrían en la prueba de 15 km, recuperé bastantes posiciones, y seguí corriendo aunque no tan cómodo como antes de la torcedura, la cara constante de susto lo dice todo.



Hubieron otro par de avisos con el tobillo, pero no llegué a torcerme del todo y pude seguir corriendo, aunque cada vez con más miedo... Al final sobreviví, acabé de una pieza, disfrutando las subidas y acojonadillo en las bajadas, y entre una cosa y otra, casi me salió tiempo de maratón, 3:14:26. Corrí 28 km, menos que una maratón, pero estuve corriendo (y andando, todo sea dicho) tres horas y cuarto, que es un buen desgaste, aunque la satisfacción de acabar entero y en el puesto 51 de 136 finishers compensa.




Un buen post carrera, y tras tres coca colas, dos vasos de bebida isotónica, uno de agua y unos buenos puñados de frutos secos, me quedé como nuevo.




Después de esfuerzo de la Taymory, hasta el jueves no tuve valor de salir a cochinear por el río, y en eso quedó toda la semana de entrenamiento, en 10 míseros kilómetros a ritmo super Easy antes de correr el domingo mi cuarta Pujada a les Dues Pedres, una prueba casi familiar, al lado de casa, visitando caminos que he recorrido múltiples veces pero esta vez con dorsal y dándolo todo... :)

Esta carrera es de montaña pero no un trail, es más, es de las más rápidas que conozco fuera del asfalto. Esta vez fue Manu el que vino a Santa Coloma y yo el que salió de casa andando. La carrera empieza a las 9:00am, así que el madrugón fue el de siempre, para poder desayunar y hacer bien la digestión. Calentamiento, disfrute del ambiente, y a correr. El camino lo conozco bien, subimos en dirección al Turó del Pollo, una pendiente de más o menos un 5%, que cuando vas fresco parece que no se nota pero desgasta y esas pulsaciones que suben tan rápido luego no bajan fácilmente. Luego bajamos un poco hacia el Camino de la Carrerada, y ahí empieza lo divertido, una subida asesina de casi un kilómetro, que obliga a más de uno a echar un pie a tierra, luego un tramo horizontal en dirección a las dos famosas piedras, vuelta a la Carrerada, y otro kilómetro aún más brutal que el anterior, en el que muchos valientes que aguantaron corriendo el primero tuvieron que claudicar y seguir caminando... Esta vez pude hacer corriendo todo el recorrido, pese a la tentación de echar a andar, y llegué de una pieza arriba del todo y recuperando posiciones.

Un poco de asfalto para relajarse, avituallamiento, y ataque al Turó del Pollo, que después de la subida del principio sabe a poco. Bajamos del Turó, y a cuidar los tobillos, camino de tierra ancho y serpenteante, aunque a veces resbaladizo. Este año me notaba más fuerte que el anterior y seguramente por eso iba rodeado de runners más expertos, que como me suele pasar en montaña, vi pasar por delante de mí sin piedad en la bajada... Llegada al parque de La Bastida, no quedaban fuerzas para intentar cazar al que tenía delante, pero sí para apretar un poco cuando parecía que alguien venía por detrás con intenciones de adelantarme... ;)




Admirando el tiempo de llegada en mi reloj, 49:10 según el crono, 49:03 según el Forerunner, casi un minuto y medio menos que el año pasado. Me gané el bocata de butifarra y la cerveza, ¿no? ;)

Luego, a recuperar fuerzas con unos aperitivos japoneses con mis hermanos... Celebrando que dentro de pocos días... Paso oficialmente al grupo de edad de veteranos mayores de 45 años... :)



1 comentario:

  1. Felicidades Isidro, eres duro dónde los haya..jeje. 28 km de montaña, es mucha montaña.La recuperación post carrera, siempre la haces muy bien.Cuídate, un abrazo

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