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domingo, 8 de noviembre de 2015

Maratón de NYC 2015, ¡sobreviví!

Mi objetivo para mi segunda maratón era sobrevivir a ella... El parón por mis molestias durante el verano y sus secuelas no me permitieron entrenar como lo hice para mis anteriores carreras, y era muy difícil que eso no se notara en la carrera.

Pero la maratón de Nueva York no son sólo esos 42,195 metros y el tiempo en que se corren. Es mucho más. El viaje, la ciudad, el público, los días posteriores, no hay otra carrera en la que nada de esto sea comparable a cómo se vive en Nueva York. Además, esta vez, correr la maratón era parte de una semana de vacaciones en familia, no el objetivo principal como lo fue hace dos años. Por suerte disfruté de la carrera, pero a mi manera, disfruté sufriendo como nunca había sufrido en los últimos kilómetros de una maratón... Pero empecemos desde el principio...

Esta vez estrené aerolínea. Aer Lingus, irlandesa, a mucha distancia, la más económica, algo muy importante si viajan 4 personas... Además, en Dublín descubrí que es una aerolínea muy Marathon-friendly. Cualquier persona aficionada a correr seguro que lo entiende... ;)




Llegué el viernes por la noche, directo al apartamento y a dormir. Había alquilado un apartamento en el Upper East, a dos calles de una parada de metro, lo que me permitió moverme por la ciudad y en especial el día de la carrera muy cómodamente. El sábado, directo por la mañana a la feria del corredor, bien pronto, pensando en el madrugón del día siguiente:





Y por la tarde, un paseo en bus turístico, fotos del ambiente precarrera y poca cosa más...






Y a dormir pronto, ¡¡¡que al día siguiente corría mi decimoquinta maratón!!!




Primer desayuno clásico, a las 3:15am...




Uniforme de gala...




Y sobre las 4:20am, ya no podía esperar más y fui en dirección a la Public Library, de donde salía mi autobús a las 5:30am. Llegué muy pronto, a las 4:55am ya estaba ahí, y el primer autobús salía a las 5:30am. Pero la organización tomó la decisión perfecta; ya éramos muchos los impacientes, tantos que habíamos llegado el primer autobús, y antes de las 5:00am, salió rumbo a Staten Island. Apenas media hora de trayecto, y ya me encontré en el Village con los primeros corredores impacientes...




Esta vez iba con la lección aprendida y llevaba suficiente ropa de abrigo. Aunque la temperatura era mucho más alta que hace dos años. Tuve tiempo de sobras para volver a desayunar, visitar el baño varias veces y esperar plácidamente el momento de entrar en el corral de salida, unas tres horas después de llegar.






Se me pasaron rápido las tres horas... ¡Y se acercaba el momento de empezar a correr! Aquí el ambiente en los corrales de salida...




Y aquí el saludo oficial de los puentes y túneles de la Metropolitan Transportation Authority.




Todo un detalle que mi amigo el puente de Queensboro me dé la bienvenida antes de empezar... ;) Me acordé de él durante buena parte de la carrera, y ya veo que no soy el único que tiene un especial recuerdo de él, cómo se puede comprobar en este cartel que vi unos días después en una exposición sobre la maratón:




Salida rápida, cómo hace dos años. Se empieza subiendo el puente de Verrazzano muy fresco, y antes de empezar a cansarte, el puente empieza a bajar y es muy fácil ponerse a 4:00 min/km sin darse cuenta. Empecé con German, otro corredor español, pero nos separamos en el mismo puente, mucha gente. Y pasado el puente, empieza la carrera, la parte que la hace única, el público entregado que no deja de animar en un solo momento, excepto en los puentes y en el barrio judío.

La carrera en sí esta vez no tiene mucha historia. Preparación corta y poco intensa, no he hecho series, no he hecho tiradas a tempo, y las largas, hasta muy al final, han sido a ritmo muy cochinero. Podía optar por salir a 4:50-5:00 y no sufrir. Pero no, opté por salir un poco más fuerte con muchas posibilidades de sufrir mucho al final.

Pasé los 10K en 44:08, eso es ir a 4:25... Un suicidio en toda la regla, por muy favorable que sean los primeros kilómetros. La media en 1:35:30, que equivale a ir a 4:31. Seguía siendo la crónica de una muerte anunciada.

Llegué vivo al puente de Queensboro, junto a otros corredores españoles que compartimos bastante kilómetros. Me lo tomé con mucha más calma y acabé bastante más entero que en 2013, el 25 lo pasé a un ritmo medio de 4:34 km/min y las piernas aún respondían.

Al 30 todavía llegué medio entero. El ritmo medio de carrera en ese punto era de 4:36 min/km. Iba perdiendo ritmo kilómetro tras kilómetro, pero aún me quedaban fuerzas... Que desaparecieron de repente... Sobre el 31 fue cuando vi que ya no podía seguir corriendo como antes. Incluso paré a orinar en el 32. Y ya nada fue igual... Ritmos de 5:00... Y a partir de 38 de 5:15... Y los dos últimos casi a 6:00, completamente vacío, luchando por no pararme y acabar andando, cosa que conseguí a duras penas.

Acabé en 3:26:44, muy lejos de mis tiempos en Chicago, Barcelona y Madrid. Y recordando lo mejor que tiene acabar una maratón...

Lo mejor que tiene acabar una maratón no es la medalla. Tampoco lo es el tiempo. Ni el hecho de superar tus marcas o tus límites. Lo mejor tampoco es ser más fuerte que las adversidades que te encuentras... Lo mejor de acabar una maratón es... ¡¡¡QUE YA NO TIENES QUE SEGUIR CORRIENDO!!!



Que alegría, cruzar la meta y ya no tener que correr más y poder irte andando al metro... :D




Mereció la pena, durante tantos kilómetros, dar todo lo que tenía, con la inocente ilusión de que aunque no me preparé adecuadamente podría acabar a ese ritmo. El público animando a todos por igual, los que te animaban aún más cuando reconocían que eres español, y encontrarte dos veces a un "fan misterioso" animando en dos sitios distintos y llamándote por tu nombre, que al final pude descubrir que era un viejo amigo del mundo de los videojuegos que hacía muchos años que no veía y que también le da a las zapatillas, aunque bastante más rápido que yo... ;)











Nunca me habían dolido tanto las piernas... Bajar las escaleras del metro era un suplicio. Pero llegué al apartamento y me di el baño reparador post maratón. Como íbamos a estar varios días, nuestro plan era desayunar y cenar en el apartamento. Pero el día de la maratón, no perdono una comida-merienda-cena en un Steak House.




Al día siguiente, visita al Marathon Monday, alguna compra más, y fotos de recuerdo...




Y luego unos días de turismo... Visitas obligas a Lego Store y Nintendo World, edificios y museos emblemáticos, y algún entrenamiento por Nueva York, bueno, alguno no, fueron algunos, tres para ser más exactos. Lo que corrobora mi particular teoría de que cuando en una maratón petas vilmente en el kilómetro 30, a los pocos días ya estás en condiciones de entrenar. Me pasó en Bilbao, me pasó en Barcelona y en alguna más. En cambio, cuando aguantas los 42 km a un buen ritmo es mucho más lento recuperarse. Además, estando en Nueva York, cómo no iba a correr por Central Park. El miércoles hice una ruta por "caminos secundarios" en el parque, que resultaron estar plagados de escaleras... Ritmo cochinero y relajado...




Al día siguiente opté por la ruta oficial, por donde corre todo el mundo, asfaltada, sin escaleras y con muchos runners. Salió sorprendentemente bien, a 4:41



Y el mismo día que me iba, cogí el Metro hasta Brooklyn, y al igual que en San Francisco crucé corriendo el Golden Gate, no iba a volverme de Nueva York sin cruzar corriendo el puente de Brooklyn. La broma se alargó 19 kilómetros, por el puente y un paseo que hay al lado del río. Había leído que se podía llegar hasta el apartamento por esa ruta, pero que donde está el edificio de la ONU está cortado. Al final, tras varios intentos, no pude volver a la ruta tras dejarla, así que me fui hacia Central Park y acabé llegando sano y salvo, también sorprendido por el ritmo y la distancia:



El puente transitable por runners y ciclistas, y las vistas, dignas de parar a hacer unas fotos:







Y muy a mi pesar, el viernes, después de hacer esta curiosa ruta, vuelta a casa. Creo que nunca había tardado tanto en escribir una crónica de una maratón. No haber hecho buena marca, y conocerla tan bien, quizá son los culpables. Pero quiero dejar estas palabras escritas para no olvidar que, aunque sea la decimoquinta, todas las maratones se corren con la misma ilusión que la primera, con ganas de hacer algo distinto, superar un reto nuevo, disfrutar de lo que los 42 kilómetros te deparen, y esta vez no iba a ser menos.

Al volver a casa, ¡sorpresa!




Y luego, tocaba reordenar el medallero... ;)




Próxima estación: Boston. Si no hago ninguna trastada antes...........

domingo, 18 de octubre de 2015

Dos semanas... No hay Peak Week, taper a medias... ¡A sobrevivir!

Se está acabando el tiempo, pero no se está acabando el plan. Porque si para mis últimas maratones he entrenado siguiendo un no-plan, que metafóricamente sólo quiere decir que no he tenido unos entrenamientos programados, sino que los he ido variando según cómo me sentía de fuerzas, aunque respetando siempre las "three magic bullets" (series cortas, rodajes tempo y tirada larga), esta vez no he podido ni hacer eso... Este verano tuve un parón de dos meses por mis molestias en el glúteo y los isquios, y la lenta recuperación y sobre todo haber estado tanto tiempo sin correr no me ha permitido mantener un nivel de esfuerzo suficiente como para seguir un no-plan exigente. También por consejo del médico, no he querido forzar, me dijo medio a regañadientes que podía correr suave, pero nada de sprints, series o forzar más de la cuenta la musculatura.

Así que lo que he pretendido ha sido recuperar un poco la forma, no romperme, bajar pulsaciones, mejorar la resistencia, recordar cómo era eso de sufrir en el asfalto e intentar llegar al 1 de noviembre en un estado de forma que me permita acabar la maratón y no morir en el intento.

Los cinco días de entrenamiento semanales han pasado a cuatro. Dos de ellos, normalmente martes y jueves, consisten en ir corriendo a la oficina, son unos 15 km, con semáforos, cruces, gente agolpada sin orden alrededor de las paradas de autobús y alguna subida interesante al final.

Así salgo cada mañana, con mis cacharros para no perderme...




De esta guisa se me ve en la puerta de casa a las 6:30am, después de estirar...




Y así me homenajeo después de la ducha con un desayuno de rey en King (nótese el original juego de palabras)... ;) Sí, el zumo de naranja es recién exprimido, ¡y los tomates saben a tomate!




Los días de tirada larga estoy intentando acumular kilómetros en las piernas y bajar pulsaciones... Este año no habrá Peak Weak ni afilaré el hacha. Dejaré la última semana de taper, así que todavía me queda una semana más para intentar que el cuerpo llegue algo preparado a Nueva York. Las señales las quiero interpretar positivamente... Estas cuatro últimas semanas he corrido 24, 26, 26 y 26 kilómetros.


  • Los 24 km del día 24 de septiembre (qué lucido estoy, que originales juegos de palabras) salieron a 5:03. Pulsaciones medias de 157 bpm.
  • Una semana después, fueron 26 km a 4:52, y 156 bpm. Mejorando un poco...
  • Al siguiente domingo, cayeron 26 km más a 4:54 y 160 bpm. Un poco peor... Aunque con el atenuante de que el día anterior también hice 15 km (una especie de fin de semana de carga, echándole mucha imaginación)
  • Y hoy he vuelto a hacer los 26 km de rigor, aunque con la agradable sorpresa de hacerlos a 4:45 y 157 bpm.

Lejos, muy lejos de esas tiradas de distancia similar a 4:36 de planes anteriores... Aunque contento por volver a sentirme corredor...

No ha sido fácil intentar seguir un plan. No he tenido tiempo y he mezclado la recuperación con el entrenamiento, si hay niños leyendo esto, por favor no hagáis lo mismo en casa... :) Muchos estiramientos, mucho hielo, y muchas plegarias al dios del running. Además del cambio de los entrenamientos entre semana, tuve un viaje a Londres con todo mi nuevo equipo en King, equipazo profesionalmente hablando y que además no temen a calzarse las zapatillas y salir a las 6:30am a echar unos kilómetros por Hyde Park. Cuatro de doce se animaron, nada menos que un 33%, y aquí están las fotos que lo demuestran:







Y claro, en Londres, la hidratación debe hacerse siguiendo las costumbres locales...




Hambre, lo que es hambre, no se pasa hambre... Sea de cenita de empresa...




De comida de trabajo...





O en el mismo aeropuerto...




Por supuesto no podía volver sin mi Soda Selfie...




Aunque el selfie de después del entrenamiento del domingo de la semana pasada, en el que la humedad y probablemente el ciclo vital de la larva del mosquito produjeron este estremecedor efecto, sí que es para recordar...




Juro que la foto no hace honor a lo horrendo de la escena... El grito de mis vecinas lo tenía que haber grabado para compartirlo y así comprender el grado de estremecimiento que puede provocar la imagen de cientos de mosquitos pegados en mi cara... No quiero pensar cuántos me tragué... El primer plano sigue sin poder transmitir todo lo que unos pocos desafortunados pudieron ver en persona...



domingo, 27 de septiembre de 2015

Boston 2016

Fue el lunes, 5 de julio de 2010, cuando escribí esto en mi blog:
tengo decidido correr mi primera maratón el 24 de octubre, la Marató del Mediterrani.
Todavía no sabía en qué lío me estaba metiendo... :) La de kilómetros, madrugones y gadgets que iba a necesitar por haberme convertido en maratoniano... Mediterrani, Barcelona, Bilbao, Sevilla, Barcelona, me empezó a gustar esto de correr maratones por España. Me animé a probar un poquito más lejos y me atreví con Berlín, que salió muy bien. Una Major, un ambiente que no se puede explicar con palabras... Vuelta a España, Barcelona, Madrid, y cambio de continente por primera vez y maratón de Nueva York. Y eso sí que es difícil de explicar, lo que se vive en una carrera con 50.000 corredores y una ciudad entregada es único. Segunda Major. Y uno que ya empieza a hacer planes... A Nueva York fui por agencia de viajes, y a Berlín todavía se podía uno inscribir sin sorteos ni marcas...

Tras la segunda Major y mi primer periplo transoceánico ya estaba enganchado. Y empezaban a rondarme planes por la cabeza. Correr las 6 Majors comenzaba a parecer un plan a largo plazo. Pero tocaba empezar a esforzarse con los tiempos si quería hacerlo y seguir pagando una hipoteca... :) Así que tras volver de Nueva York, en mi mente fue tomando forma un reto muy especial, esa carrera de la que todos hemos oído hablar, la maratón más antigua, la más prestigiosa, la única que no se corre en fin de semana, la que no puedes correr por agencia, solo por marca. Sí, la maratón de Boston.

Boston 2015 era mi plan. La maratón se corre en abril, así que por unos pocos días ese año me tocaba correrla en la categoría de 40 a 45 años y la marca mínima exigida era 3:15:00. Mi marca entonces era de 3:17:49 en Berlín, un circuito plano, ancho y con pocos giros. Había que esforzarse para conseguir ese 3:15 y encontrar una carrera apropiada. Así que decidí repetir Sevilla en 2014 para buscar esa marca e intentar correr Boston en 2015. La carrera salió bien, el calor estuvo a punto de fastidiarme los planes, pero conseguí un 3:14:40 que me permitía intentar inscribirme en Boston... Y de paso, también me garantizaba una plaza para Chicago, otra Major.

Lo intenté con Boston, pero quedé fuera por pocos segundos... La marca mínima no te garantiza una plaza, siempre hay un corte unos segundos por debajo de esa mínima, y en mi caso fueron más de los que yo tenía de margen. Así que Boston tendría que esperar. Y para calmar mis penas, corrí Barcelona, me apunté a Chicago y la corrí también, haciendo la carrera soñada y bajando de 3:10. Lo que ya me garantizaba sobradamente una plaza para Boston 2016, esta vez en la categoría de ancianitos de 45 a 50 años, para la que la mínima es de 3:25... :)

Tras Chicago, en 2015 tocó repetir lo que hice en 2013, Barcelona (con mi mejor marca actual), Madrid (bajando 12 minutos mi marca de hace dos años) y dentro de pocas semana Nueva York. Y ahora sí, confirmado, verificado y pagado, en 2016, correré la maratón de Boston. Tanto rollo para decir esto... :)

Sigue el camino hacia Nueva York. La lesión que me tuvo medio verano parado me ha dejado en un estado de forma más bajo que el que tenía tras correr Madrid, poco a poco voy recuperando el ritmo pero obviamente no puedo preparar una maratón en 3 meses y renqueando. Así que el plan sigue siendo sobrevivir, pasear con mi medalla por la ciudad y tomarme unas mini vacaciones. Si mis lumbares, mi piramidal y mis isquios lo permiten, a la vuelta empezaré a preparar Boston para ver si la carrera soñada lo es también por la marca conseguida.

Mis entrenamientos siguen siendo rodajes a un ritmo poco exigente, aún no me atrevo con las series o ritmos más rápidos, quiero que hayan desaparecido todas las molestias antes de ni siquiera pensarlo. He cambiado los 5 días de entrenamiento semanales por 4, y los 3 rodajes de 10 km que hacía entre semana se han convertido en 2 de 15 km, con el aliciente de que los hago desde casa a la oficina, cruzando más de media Barcelona. Es un lujazo levantarse a las 6:00am, tomar un café y unas galletas, ponerme la ropa de deporte, ahorrarme un billete de metro, ducharme en la oficina y después hacerme un desayuno espectacular, tostadas, salmón, pastrami, jamón, queso, zumo de naranja recién exprimida... Sí, todo eso (y más) a disposición del sufrido empleado de King... ;) Tengo la sensación de que mi cuerpo asimila mucho mejor 30 km en 2 días descansando 3, que en 3 días descansando 2. Lo malo es que por la ciudad se complica hacer rodajes tempo o series, pero lo intentaré...

Los fines de semana aprovecho para hacer tiradas más largas, incluso el jueves pasado, festivo en Barcelona, me atreví a hacer algo más de 24 kilómetros, algo que no ocurría desde el 17 de mayo... Es obvio que a mis piernas les faltan kilómetros, pero quiero pensar que con los 5 años que llevo entrenando y corriendo maratones, una buena puesta a punto antes de Nueva York me permitirá acabar la maratón entero, si desde el principio salgo con el chip de que voy a disfrutar y que las marcas ya llegarán en 2016, si tienen que llegar.

Mientras, cochineros, a seguir yendo a la oficina corriendo, cuidar lumbares, abdominales, dorsales y demás "-ales", y sobretodo, cuidar la alimentación, como ayer... ;)



sábado, 5 de septiembre de 2015

Missing in combat

Buf, 25 de mayo, más de tres meses sin escribir en el blog... Los tres meses clásicos del verano, junio, julio y agosto, los meses del sufrimiento entrenando con calor, de las deshidrataciones, de las tiradas largas épicas por el litoral, de madrugar los fines de semana para poder correr a unas pulsaciones razonables.

Pero estos tres últimos meses para mí han sido muy distintos a los mismos tres meses de los últimos 5 años, los que llevo preparando una maratón para septiembre u octubre. El verano de 2010 preparé la primera, Mediterrani. En el de 2011 la nocturna de Bilbao. 2012 fue el verano de Berlín. Qué recuerdos, qué sufrimiento, pero qué bien salió. El verano de 2013 fue más relajado pues corrí Nueva York en noviembre y la parte dura del entrenamiento fue en septiembre y octubre. 2014 fue el verano de Chicago, donde lo di todo y salió la carrera soñada. Y para el verano de 2015 ya tenía pensado tomarme las cosas con más calma, pues este año repetiré Nueva York, una carrera en la que no me planteo hacer marca, y así guardaré fuerzas para Boston, que es donde quiero intentar hacer algo interesante...

Pero los planes cambiaron de repente... El 25 de mayo explicaba mis dos últimas carreras de montaña. Un cambio de terreno, de ritmos, de zapatillas, después de correr las maratones de asfalto de Barcelona y Madrid. Que coincidió con unos días de molestias en la zona lumbar, en parte por la edad, el viaje a Tokyo, y seguro que también por correr mucho pero no hacer otros ejercicios complementarios... Tras las carreras de montaña, una semana de entrenamiento por el río, a buenos ritmos. Algo de dolor lumbar, pero bueno, es raro el día que no me duele algo y no por eso dejo de entrenar. Y el día 1 de junio, celebrando el primer día de mi cuadragésimo sexto año de vida, decido hacer un entrenamiento por montaña pues aún me quedaban un par de carreras por ese terreno en junio y julio.

Y ese día cometí demasiados errores. Ritmo bueno, me sentía fuerte, subí con ganas. Llegué a la mitad del entrenamiento, toda la subida, muy bien de fuerzas... Inicié la bajada, siguiendo la ruta que me marcaba el GPS. Se acercaba el punto en el que tenía que girar, miré el GPS, pensé que todavía no era ese cruce... Seguí recto, vaya, me he pasado... Bueno, no pasa nada... No me voy a dar la vuelta, mejor sigo, giro cuando pueda, y ya volveré a coger el camino correcto. Me metí por una trialera... Que se iba estrechando... Cada vez más... Se bifurcaba, yo iba cogiendo el camino que me acercaba a la ruta que me marcaba el GPS. Más estrecho, arbustos, zarzas, y yo que sigo bajando y buscando el camino que me salté. Cada vez me cuesta más avanzar. Y en unos minutos, me veo en medio de la nada, zarzas y arbustos por todos sitios, para avanzar tenía que pisar matorrales, apartar ramas, casi arrastrarme bajo arbolitos... Veía la parte alta de la montaña y gente bebiendo agua. Veía el camino principal más abajo. Pero no veía cómo llegar, no sabía volver sobre mis pasos, tenía el camino del que me salí a unos 20 metros encima de mí, y el camino correcto quizá a otros 20 a mi derecha. Pero no podía avanzar. Me enfrié, me llené de cortes con las zarzas, aplasté miles de arbustos con mi pierna derecha, haciendo unos gestos exageradamente exagerados...

Casi media hora atrapado, avanzando 5 metros hacia arriba, 3 hacia la derecha, 8 hacia abajo... maldiciendo no haber dado la vuelta y volver por mi camino... Al final, se me enciende una bombilla, menos mal que llevo siempre el iPhone en el brazo. Google Maps, vista satélite, zoom máximo... Parece que veo una zona en la que hay un mini camino que me puede llevar a otro más grande que luego desemboca en el camino que me pasé de largo... Pies de plomo, últimos matorrales, últimos gestos exagerados, y después de 40 minutos deambulando entre la maleza... Vuelvo al camino inicial... Con la cabeza gacha... Me doy la vuelta... Y vuelvo por donde me dice el GPS... Sudando, ensangrentado, cansado, frío... Voy cogiendo el ritmo poco a poco y completo la mitad descendente del entrenamiento a duras penas. Llego al parque de La Bastida, y ahí sí que cometo el error más grave. Había quedado con mi familia y la de unos amigos del cole de mis hijos. Ya era tarde, el entrenamiento se me había alargado a más de dos horas y media... Así que me fui rápido para casa... Y no estiré convenientemente.



Tras recuperarme de las heridas y agujetas, dos días después salí a entrenar por la mañana. Pero algo no funcionaba. Una molestia rara en la nalga derecha. Un dolor muy agudo al estirar. Ya no solo en la nalga, también en los isquios. Muchas veces he entrenado con pequeños dolores y molestias, las ganas de correr siempre eran superiores a esos problemas sin importancia. Pero las sensaciones al acabar ese entrenamiento no eran las habituales, de "me duele pero no pasa nada". Las sensaciones eran de "me duele mucho y pasa algo".

Paré. Decidí que tocaba descansar unos días y olvidarme de las carreras de montaña que tenía en el horizonte. Y entonces comenzó el pequeño calvario de mi lesión o lo que haya tenido. Antes contaré una historia... He sido programador durante muchos años. He participado, si la memoria no me falla, en 86 videojuegos, la mayoría de ellos programando o controlando la programación del juego. En un juego o cualquier programa, a un fallo que hace que el programa no funcione correctamente lo llamamos "bug". Un "bug" de un juego podría ser una lesión de un corredor. En el caso de los programas, el bug provoca que el programa no funcione bien, vaya lento o simplemente deje de funcionar. Y la única manera de solucionarlo, es encontrar el error y repararlo. Hasta que no se encuentra el error, el programa no vuelve a funcionar bien. Puedes hacer un cambio para mitigar los efectos del bug, pero el bug seguirá estando ahí y hasta que no se resuelva el programa no funcionará correctamente. He conocido en primera persona programas con bugs que han estado ahí seis meses (por suerte no era mi proyecto). Y creo que he corregido miles, quizá decenas de miles de bugs. Cuando encuentras el bug y lo corriges, simplemente has solucionado el problema y ya no vuelve a pasar. Un bug al que llamamos "bug Jalisco" nos tuvo tres días sin descansar y comiendo pizza Jalisco hasta que descubrimos que la clase que gestionaba las colisiones se borraba antes que la clase que gestionaba el circuito, y eso provocaba una corrupción de memoria que hacía que el juego explotara en la siguiente carrera. Cambiamos una línea de código, y se arregló el problema. Otro bug era un contador que gestionaba la duración del turbo de un coche durante el pintado y no durante la lógica, por lo que en una partida multijugador, un coche podía tener el turbo más tiempo activo en una consola que en otra, según la posición de cada jugador, y eso provocaba que los soches se desincronizaran. Cambiamos una línea de una parte del programa a otro, y se arregló para siempre. Otro bug consistió en que la página de memoria activa se actualizaba primero y su valor se guardaba en una variable después, para poder restaurarla cuando ocurría una interrupción. Si la interrupción ocurría justo después de actualizar la página y antes de guardarla, al volver de la interrupción, la página no estaba actualizada y el juego accedía a una zona de memoria que no era la que correspondía a la página activa. Cambiamos dos líneas de orden, y se solucionó para siempre. No volvió a fallar.

Yo tenía un bug en la nalga y los isquios de la pierna derecha. Pero los bugs de los corredores no siempre son fáciles de identificar.

Fui a un fisio al lado de mi anterior trabajo. Muy amable, muy atento, 50 Euros, y me dijo que tenía una inflamación en las inserciones musculares de la zona lumbar y eso me producía las molestias. Que hiciera estiramientos y listo.

Fui al traumatólogo y me mandó una ecografía. La ecografía hablaba de un síndrome del glúteo profundo, aunque no era determinante. Nada de las lumbares.

Me mandaron una resonancia y de glúteo nada, ahí se veía una tendinosis de grado mítico en el tracto de la pierna derecha, y el médico decidió que hiciera rehabilitación. Me daban hora para empezar el 1 de julio, y me iba a ir de vacaciones el 20 de junio (sí, habían pasado ya dos semanas sin correr).

Fui a otro fisio justo antes de irme de vacaciones y sin ver la resonancia ni nada, me dijo que tenía una inflamación muy profunda entre la nalga y la zona isquiotibial. Masaje, inyección de antiinflamatorio en la zona afectada, y me dijo que descansara un par de días y saliera a correr...

Vamos, 4 diagnósticos distintos y aún me tenían que valorar los fisios de la mutua.

Así que me fui de vacaciones con una pequeña esperanza de que el pinchazo que me hicieron me hubiera solucionado el bug y poder correr con el gran Antonio Navas por Lanzarote... :) Probé a correr un día, muy despacio. No me molestó. Al día siguiente me levanté sin dolor. Volví a probar... Me empezó a molestar durante la carrera. Y al acabar el dolor era como el primer día. Parece que el pinchazo hizo efecto momentáneamente. Pero cuando se pasó el efecto, el bug seguía ahí.

Paré de nuevo. Vaya panorama, vacaciones sin correr, y todos esos volcanes a mi alrededor. Nada de fútbol, nada de voleibol, nada de baloncesto, nada de hacer el burro. Gin Tonics, piscina y tumbona. Las vacaciones idílicas para muchos...

Volví a salir una tarde. Sólo 8 km. Para darme cuenta de que el bug seguía ahí y que si corría empeoraba.

Así que volví de vacaciones con las zapatillas relucientes, dispuesto a empezar mis 10 sesiones de rehabilitación... Antes, la vuelta al trabajo. No me extenderé mucho. Llegué el día 1 de julio, y me despidieron. La intrahistoria la conocen los más íntimos, son me extenderé en temas que siempre son delicados, simplemente me lo tomé muy bien, di muchos ánimos a mis excompañeros y empecé a preparar mi nueva etapa profesional. Y empecé la rehabilitación de mi lesión, que aún no sabía en qué consistía.

Llegué a la primera sesión, de evaluación, y la persona que se encarga de hacer la evaluación ni me tocó la pierna. "La resonancia dice que tienes una tendinosis, bueno, pues haremos un tratamiento para la tendinosis". Por suerte en el horario que elegí, me tocó un fisio un poco más atento que sí se dignó en interesarse por lo que me duele... Pero parece que mi bug es complicado y difícil de identificar. Unos días con corrientes, luego masajes, estiramientos para intentar liberar el nervio ciático, otros estiramientos, que me duelen, más corrientes... Pasan las 10 sesiones, nadie sabe qué tengo, me sigue doliendo, veredicto: 10 sesiones más.

Sigo con la misma rutina, las corrientes, y el fisio me pega varios meneos, me manda otros ejercicios, veo que el dolor parece que va bajando un poco pero no puedo encontrar esa línea de código que arregla el problema... Simplemente, el tiempo o alguna de las múltiples cosas que me hacen probar parece que calma un poco el dolor. Pero me sigue doliendo mucho y el cuerpo me dice que no quiere correr.

Se acerca el final de la segunda serie de 10 sesiones, el fisio se va ir de vacaciones, me cambia los ejercicios y dice que pruebe a hacer fortalecimiento de isquios con excéntricos y estiramientos. No me duele e incluso siento que me calma las molestias. Me dice que siga, y que si no se va el dolor, le pida al médico más pruebas. Y se va de vacaciones.

Voy al médico. Veredicto: 10 sesiones más.

Ah, en esto, durante la segunda serie de 10 sesiones, empiezo a trabajar en King. No me puedo sentir más que agradecido a mi antigua empresa por haber ayudado a que esto haya ocurrido. Haciendo un inciso, si eres un profesional de los videojuegos, a nivel de cliente o backend (para backend, buscamos cracks en Java), contactad conmigo porque estamos reclutando gente. Esto es sólo para que veáis cómo trabajamos en King... ;)




Bueno, se acaba julio, vuelvo a trabajar mucho mejor que antes, la lesión mejora pero nadie sabe qué es y no se acaba de curar... Sigo con los excéntricos y las corrientes, el dolor está estancado... El fisio que me ha llevado no está, y la chica que le releva me dice que si no me duele tanto y si veo que no mejora... Que pruebe a correr despacio a ver qué pasa. Si me duele, que pare. Si no me duele, que siga, poco a poco.

Así que el domingo 9 de agosto desempolvo las zapatillas y pruebo... 6 kilómetros hipercochineros a 6:33. No noto molestias. Estirando me duele un poco, pero no más que los días que no corro. Se lo digo a la fisio. Y me dice que siga poco a poco...

6 kilómetros más el martes. 8 más el viernes. Por encima de 6:00 el kilómetro. 10 el martes, a 5:31. Otros 10, otros 10, otros 10... El domingo 30 de agosto me suelto un poco y los hago 5:03...

Casi no me duele. Sigo con los excéntricos una vez por semana y estiramientos frecuentemente. Noto una ligera molestia, podía ser un "acortamiento", estiro mucho, corro suave, pero esto va mejorando. Los bugs en los corredores no se arreglan con una línea de código. Quizá nunca sepa lo que me ha pasado. Pero parece que se está yendo. Ya llevo un mes corriendo de 3 a 4 días por semana.

Y aprovechando una de las múltiples ventajas de trabajar en King, que es tener duchas en la oficina, he probado a variar mis entrenamientos entre semana. No creo que vuelva a entrenar 5 días por semana. 4 suena bien, quizá 3. Si corro sábado y domingo, me quedan dos días entre semana. Y esta semana pasada he hecho una prueba. Dejar ropa limpia y comida en la oficina, levantarme, comer mis galletas y tomar mi café, pasar por el baño, e irme a trabajar corriendo, así, como suena. Son 15 kilómetros, 4 por el río, 2 siguiendo al tranvía, 7 por la Gran Vía, y dos más haciendo traffic-light-fartlek. Una ducha, y luego, un desayuno de rey, zumo de naranja recién exprimida, pan tostado, jamón york, queso, aguacate, huevos duros, salmón ahumado (todo eso en la oficina), desde luego en King no se pasa hambre... ;)

Lo he hecho martes y jueves y creo que lo tomaré como hábito. Tengo la intuición de que mi cuerpo asimilará mucho mejor dos sesiones de 15 km que tres de 10 km. Además puedo dormir más y me ahorro un billete de metro.

Así que vuelvo a correr. He estado "Missing in combat" (ya sé que es missing in action, pero me gusta más así) pero parece que vuelvo a correr. Hoy han sido los 14 y pico clásicos de los sábados cruzando el puente del Forum y han salido a menos de 5:00, con un calor importante. Las pulsaciones siguen altas pero irán bajando. Con la montaña y las series aún no me atrevo... Poco a poco. Por ahora, el objetivo es Nueva York, no haré marca, mi objetivo será "I will survive", espero no morir en el intento. Quiero acabarla entero, sin molestias, pues el objetivo verdadero sigue siendo Boston 2016. El 14 de septiembre se abren las inscripciones. Yo mientras, a mi ritmo, poco a poco, volviendo a recuperar pulsaciones y sensaciones.

I'm back.