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domingo, 6 de diciembre de 2015

The Flow, te echaba de menos

Este verano me asusté un poco con mi lesión-sorpresa. Me pilló totalmente descolocado, de un día para otro, un dolor muy extraño en la zona de los isquios y el glúteo me impedía correr y tuve que parar prácticamente dos meses completos. Ninguno de los fisios y traumatólogos que visité se puso de acuerdo en lo que tenía. Y sigo sin saber a ciencia cierta qué me pasó. Creo que el primer fisio que me atendió fue el que más se acercó a la raíz del problema. Me dijo que el origen de mis molestias venía de la zona lumbar, de una inserción muscular muy inflamada. Eso provocó una sobrecarga de grado mítico en los isquios, producto seguramente de haberme excedido en la montaña y de un día muy concreto en el que no estiré bien al acabar.

Durante esos días llegué a pensar incluso que se acabaría eso de hacer maratones, y sólo esperaba que llegara el día que en pudiera correr a ritmo cochinero y que me doliera poco. Me pasé las vacaciones sin correr, las vacaciones se alargaron en casa por el cambio de trabajo, y seguía sin ponerme las zapatillas y pensando cuándo volvería a hacerlo.

Poco a poco la cosa fue mejorando, muy poco a poco. No sé si fue la última ocurrencia del fisio o si simplemente el tiempo hizo que el dolor menguara. El caso es que pude empezar a correr de nuevo, con molestias, poco a poco, y con el viaje, el dorsal y el apartamento para la maratón de Nueva York ya pagados, empecé a pensar que la podría correr aunque sólo fuera pensando en sobrevivir.

Sobreviví, sin dolor, acabé la carrera con las mismas molestias con la que la empecé, así que deduje que algún día podría volver a correr como antes, que correr maratones no empeoraba mi situación, aunque esa maratón se me hizo dura y sufrí como en pocas. Pero acabé contento porque vi la luz ya acercándose desde el fondo del túnel.

Hoy quizá he tenido otra señal. Llevo varios días entrenando a ritmo muy suave, combinando un par de salidas el fin de semana con otros dos días que me voy a la oficina corriendo. No me he atrevido aún con las series o los rodajes a ritmo tempo, ya que cuando corría rápido era cuando más me dolía. Alguna tirada larga ya había salido a menos de 4:50 min/km, e incluso algún día en ayunas había hecho los 15 kilómetros hasta la oficina a menos de 5:00 min/km. Y esos días que corría un poco más rápido cada vez me iba notando mejor.

Ayer salí a hacer 10 kilómetros en ayunas, que salieron preciosos, de menos a más, 5:35, 5:21, 5:06, 5:08, 5:02, 5:08, 5:00, 4:55, 4:53, 4:42 y últimos metros a 4:39. Hoy también quise salir, sin objetivo en mente, a ver qué pedía el cuerpo después de lo de ayer.

Y el cuerpo pidió marcha. Salí sin agua ni geles, a rodar. Empecé suave, a 5:00 hasta llegar al río, y de repente, algo cambió en mi cabeza y en mis piernas... Hacía mucho que no sentía The Flow, esa sensación que un día, después de llevar muchos meses corriendo, descubres sin previo aviso, y cada vez que vuelve a producirse te hace disfrutar corriendo como no lo habías hecho en muchas semanas... Un equilibro entre cabeza, corazón, pulmones y piernas, que te lleva casi volando, sin esfuerzo, mezclado con el viento y flotando en el asfalto... Hoy volvió The Flow. 4:45... 4:35... 4:30... Sin sensación de esfuerzo, por el río, salgo hacia el litoral, bebo en la fuente, sigo igual, 4:30 sin pensar en el ritmo, vuelvo a beber el el Fórum, sigo al lado de la playa, mi pisada es el repicar más armónico que he oído nunca, llego a las Torres Mapfre, media vuelta, todo sigue igual, 4:27, 4:25, 4:27, la fuente del Fórum, la fuente al lado del río, vuelvo al río, viento de cara, ritmo estable alrededor de 4:35, paro el reloj, y me llevo a casa 21,17 km a un ritmo de 4:33 km/min, con unas sensaciones que no había experimentado hacía meses, seguramente las semanas anteriores a la maratón de Madrid, y sin acordarme de que un día me dolían tanto los isquios que no podía correr y no sabía si podría hacerlo como antes.

Y hoy, mirando mis archivos, veo que ha sido el rodaje de más de 20 km más rápido que he hecho en toda mi vida de corredor, y digo sin exagerar que casi ni me he cansado.

Boston, aún falta mucho, pero prepárate que ya he vuelto. Empezaré con las series y los tempos que esto va en serio.